Cada 21 de octubre, Portobelo se convierte en el centro de atención de la fe cristiana de Panamá, y de distintos creyentes en el Cristo Negro alrededor del mundo.
Los numerosos testimonios de las bondades que el santo le ha prodigado a sus seguidores recorre los más diversos sitios. Quienes ofrecen una «manda» por un pedido especial a la milagrosa imagen salen en peregrinaje desde todos los puntos del país, e incluso, desde muchos países.
La veneración al Cristo Negro también ha tocado a personas de una vida pública y artística consumada. Es el caso de Ismael Rivera, el eterno «Sonero Mayor», también conocido como «El Brujo de Borinquen».
En 1969, luego de su reencuentro musical con su amigo y compadre Rafael Cortijo, el cantante puertorriqueño sufría los estragos del trabajo, las noches sin dormir, el alcohol y principalmente, las drogas. Estos desarreglos comenzaban a pasarle factura al afamado artista.
De acuerdo con algunas crónicas de la época, «Maelo» tuvo la oportunidad de presentarse en la ciudad de Colón, ubicada a 48 kilómetros de Portobelo. Allí, su amigo Pedro Rodríguez, mejor conocido como «Sorolo», le invitó a conocer el santo.
Después de la amanecida del baile, se dirigieron a la iglesia de San Felipe de Portobelo, donde está la imagen del Cristo Negro. El impacto que causó en el caribeño selló una especie de compromiso espiritual. Ismael Rivera se confesó devoto del santo.
Ismael Rivera le dedicó dos canciones al Cristo Negro de Portobelo. La primera fue «El Nazareno», una composición de Henry Williams, y que el cantante adaptó a su estilo. «El Nazareno» no fue compuesta originalmente en honor al santo; la inspiración del «Brujo de Borinquen» tuvo la fuerte influencia de su encuentro con el Cristo, convirtiéndola en una pieza en su honor.
Bastante recuperado de sus adicciones, Rivera vino a cargar la imagen cada 21 de octubre durante los próximos cinco años. En 1977, quiso darle un nuevo tributo a su Cristo Negro, en la composición de Johnny Ortiz, «El Mesías», en un ritmo más movido que el de «El Nazareno», pero con una fuerte dosis de ese sentimiento de devoción al santo.
Cada 21 de octubre, ambas piezas musicales suenan profusamente en las estaciones de radio del país, recordando a Ismael Rivera, el «Brujo de Borinquen», al que el Cristo Negro de Portobelo rescató de las garras de las drogas, y quien en agradecimiento por la gracia recibida, inmortalizó en canciones su testimonio de fe.