El muchacho llegó a los Estados Unidos sin saber hablar inglés. Sin embargo, habló desde el montículo alto y claro, derrochando clase. El mexicano Fernando Valenzuela no parecía un lanzador de Grandes Ligas. Su aspecto, un hombre similar a un leñador, regordete y con cara de chico bueno, no concordaba con los estándares de la época. Parecía, en efecto un toro. Indomable y decidido.
A principios de este mes, los Dodgers de Los Ángeles anunciaron que Valenzuela no estaría «por un tiempo» como parte del equipo de sus transmisiones en español. El mexicano fue internado en la unidad de cuidados intensivos de un centro médico en Los Ángeles. En la noche de este martes, murió.
Fernando Valenzuela Anguamea nació en el pequeño poblado de Etchohuaquila, ubicado en el municipio de Navajoa, Estado de Sonora, el 1 de noviembre de 1960. En una semana, habría cumplido 64 años. Su llegada a las Grandes Ligas fue tan providencial como inesperada. Una lesión del abridor de los Dodgers, Jerry Reus, obligó al mánagar Tom Lasorda a llamar a «El Toro» para lanzar el primer partido de la temporada regular de 1981.
Valenzuela respondió con creces a la confianza del estratega. Lanzó el partido completo, ganando 2-0 sobre los Astros de Houston. Allí comenzó la historia. Comenzó la «Fernandomanía». Su forma de lanzar, un movimiento en el que terminaba mirando hacia el cielo, lo convirtió en un ídolo instantáneo de la comunidad latina de Los Ángeles, y paulatinamente, se ganaba el respeto y la admiración de los fanáticos estadounidenses.
El mexicano fue clave para que los Dodgers ganaran el banderín de campeones de la Liga Nacional en 1981, en una temporada marcada además por una huelga de peloteros. Ante los Yanquis de Nueva York, disputaron la Serie Mundial.
Tras perder los dos primeros partidos, Lasorda llamó a Valenzuela para abrir el tercer partido, una épica actuación de más de 150 lanzamientos, tirando la ruta completa. Los Dodgers ganarían los siguientes cuatro juegos para coronarse campeones de la Serie Mundial. Valenzuela ganaría los premios al Novato del Año y el Cy Young de la Liga Nacional, único en lograr tal hazaña en las historia de las Grandes Ligas.
El muchacho fue, además de un gran lanzador, un bateador bastante efectivo, en los tiempos en que los lanzadores tomaban turnos al bate. Su promedio de .250 es uno de los más altos entre los lanzadores en la historia de las Ligas Mayores. Lanzó un partido sin hits ni carreras el 29 de junio de 1990. Es el único lanzador mexicano en lograr esta hazaña. Ese día, Dave Stewart de los Atléticos de Oakland, también lanzó un partido sin imparables ni anotaciones, Esto nunca ha vuelto a ocurrir.
Valenzuela se retiró como pelotero de Grandes Ligas en 1997. Siguió lanzando en la Liga Mexicana hasta el año 2007. Desde el año 2017, fue socio de los Tigres de Quintana Roo. En 2003, junto con Jaime Jarrín y Pepe Iñíguez, forma parte del cuerpo de narradores de los partidos de los Dodgers de Los Ángeles en español, puesto en el que se desempeñó hasta hace menos de un mes.
Fernando Valenzuela es uno de los tres atletas mexicanos más queridos y respetados de la historia, junto con el futbolista Hugo Sánchez y el boxeador Julio César Chávez.
El béisbol de las Grandes Ligas ha perdido en menos de dos meses a tres de sus grandes figuras: Pete Rose, el cubano Luis Tiant y el mexicano Fernando Valenzuela.
