Pronto llegarán al mercado laboral los primeros egresados del Instituto Tecnológico Superior Especializado (ITSE). Una idea surgida en el periodo 2014-2019 y que, afectado por la pandemia de covid-19, recién logró despegar en 2021.
De acuerdo con la dinámica de sus planes de estudio, el primer grupo debería entrar al mercado laboral en el 2023. Entonces se sabrá si el experimento funciona o necesita de ajustes. Pero por lo pronto el panorama parece desafiante.
El proyecto cuenta con un imponente campus erigido en la antesala del aeropuerto de Tocumen a un costo de 200 millones de dólares. Hasta ahora ha ofrecido carreras convencionales en el área de construcción, turismo y negocios, pero no será hasta el 2023 que empiece a funcionar la nueva escuela de Innovación Digital.
La novedad recién fue anunciada en octubre de 2022 y espera iniciar los procesos un mes más tarde. La oferta académica incluirá las especialidades de ciberseguridad, desarrollo de software, big data y desarrollo de datos. Un panorama que promete, aunque todo depende de un elemento crucial: la matrícula; es decir, cuánta gente se inscriba y apruebe los procesos de ingreso.
Según la información de la página web del ITSE, es necesario una cantidad mínima de 25 estudiantes para abrir el curso, algo que parece simple pero que quizás tiene mucho que ver con la “no disponibilidad” de ocho carreras actualmente en la Escuela de Tecnología Industrial.
En 2021, la matrícula del ITSE fue de mil estudiantes, un número que se duplicó en 2022 y que, según los planes del instituto, esperan llevar hasta 2 mil 500 inscritos el próximo año, tomando en cuenta la apertura de la nueva escuela Innovación Digital.
Para ingresar al ITSE se debe haber completado la educación media (secundaria) y aprobar la prueba PIENSE. El estudiante deberá cubrir un costo de entre 90 y 120 dólares por cuatrimestre, dependiendo de los laboratorios que implique cada carrera.
El ITSE se financia con fondos del Gobierno central. En 2022 recibió 4 millones 708 mil 241 dólares, poco menos de los 5 millones de presupuesto que se le otorgaron el año anterior. La mayor parte de ese dinero se utiliza para el funcionamiento y operación del centro educativo, que incluye el mantenimiento de los edificios dentro de los 105 mil metros cuadrados de construcción cerrada y los 50 mil metros de áreas verdes.
¿Avances hacia el objetivo?
El ITSE enfrenta un reto importante. La realidad de acuerdo con la que fue diseñado cambió dramáticamente mientras el instituto finalmente empezaba a funcionar. En 2017, dos años antes que se terminara la construcción del campus del ITSE, un estudio del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) estimó que, en los próximos cinco años y hasta el 2022, con el crecimiento de sectores como turismo, construcción y logística, se esperaba la generación de unas 67 mil plazas: de las cuales mil serían para áreas técnicas en logística y construcción.
Pero esas estimaciones no pudieron prever la interrupción y transformación de la economía y el mundo que llegó de la mano del covid-19 en 2020. “Es importante tener en consideración que las perspectivas de inserción laboral en algunas de las carreras que ofrece el ITSE, como Técnico Superior en Operaciones Hoteleras, Artes Culinarias, Técnico Superior en Construcción y Técnico Superior en Operaciones Hoteleras, se han visto afectadas por la pandemia, que tuvo un efecto devastador sobre el empleo en sectores como la Construcción y el Turismo”, explica René Quevedo, un especialista en análisis de Recursos Humanos, que participó en el equipo que ideó el ITSE: un comité que combinó a representantes del sector empresarial, técnico de la educación y del gobierno.
Según Quevedo, el plan que se estableció para crear el ITSE se ha cumplido y ahora toca ver los resultados que arroje. “Esa pregunta comenzará a ser contestada a través del porcentaje de inserción laboral de sus egresados y la retroalimentación de los empleadores en relación con su desempeño laboral”.
La nueva realidad
Los requerimientos del mercado laboral están cambiando y la velocidad con la que la oferta educativa se percate de eso tendrá una incidencia directa en las posibilidades de inserción y éxito de los profesionales.
“Los empleos que se están generando vienen de emprendimientos y no de trabajos asalariados, por lo que hace falta reforzar la formación en desarrollo de negocios, gestión financiera y emprendimiento en general”, explica Quevedo. Un aspecto que no jugaba un rol tan destacado en los planes iniciales del ITSE.
Un informe del Banco Mundial, del 2021, asegura que el modelo educativo del ITSE es una herramienta “eficaz” para redireccionar las habilidades del recurso humano “en momentos de crisis, como los generados por la pandemia de covid”, cita el documento.
“La pandemia impactó severamente en la región, causando un retroceso económico sin precedente y una fuerte caída del empleo y la producción en momentos de enorme transformación en el mundo del trabajo. En este contexto, el aporte de las tecnicaturas o carreras terciarias, usualmente de dos o tres años de duración y orientadas al mercado de trabajo, podría ser de gran ayuda en la generación de empleo ya que ofrecen salidas laborales relativamente rápidas y bien remuneradas”, según cita el reporte La vía rápida hacia nuevas competencias: programas cortos de educación superior de América Latina y el Caribe.
Por el momento el giro del mercado apunta hacia la tecnología y el emprendimiento. “Existe un déficit de personal calificado en Tecnologías de la Información”, dice Quevedo y sustenta en esos análisis la creación de la escuela de Innovación Digital, que debería incluir también las carreras de tecnologías para la producción y transformación digital, aunque por el momento esos títulos no aparecen en la oferta 2023.
Del dicho al hecho
Las autoridades del ITSE no disimulan su optimismo. El director de la Escuela de Innovación Digital, Yen Caballero, asegura que “el país requiere profesionales en materia digital con una formación en inteligencia artificial, realidad virtual aumentada y mecatrónica con procesos y protocolos de los países de primer mundo, pero aquí en Panamá”.
Sin embargo, la gerente educativa del ITSE, Milena Gómez Cedeño reconoce que el espacio que se necesita cubrir para llegar a esa realidad es extenso: “en Panamá, se requieren al menos 6 mil profesionales al año en las áreas de tecnología, y actualmente se preparan 3 mil 500 panameños que no cuentan con las competencias que el mercado está demandando”. Es decir, apenas vamos a mitad de camino.
Gómez Cedeño fue escogida como gerente educativa del ITSE en 2021, para un periodo de 4 años. Con un doctorado en Programa de Empresas y un máster en investigación empresarial, llega al ITSE desde la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, donde fue secretaria adjunta, y antes se desempeñó como docente investigadora de la Universidad Tecnológica de Panamá.
Por lo pronto, lo que prometió en su toma de posesión aún es un pendiente: “El Instituto cumplirá con el objetivo para el que fue creado, formar el recurso humano que necesitamos para poder decir que la inversión pública en educación es la que rinde el mayor beneficio” …