La escuela de San Juanito, situada entre las carencias y la esperanza

Se requiere inversión en las escuelas ubicadas en las zonas rurales.
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En la comunidad de San Juanito, ubicada en Llano Grande, distrito de La Pintada en la provincia de Coclé, la escuela local se erige como un símbolo de resistencia ante la adversidad.

Construida con madera envejecida y techos de zinc corroídos por el tiempo, esta institución educativa enfrenta desafíos que ponen en riesgo el derecho fundamental a una educación de calidad para sus estudiantes.

La carencia de servicios básicos es una realidad palpable. Los baños, en condiciones deplorables, carecen de agua corriente y presentan instalaciones inadecuadas, lo que obliga a los niños a utilizarlas en circunstancias poco higiénicas.

Una madre de familia expresa su preocupación: «La escuela no tiene baños en buen estado, los niños tienen que usar instalaciones que no son aptas para ellos. Nosotros hacemos lo posible por ayudar, pero sin recursos es difícil».

Esta situación no es aislada. En Panamá, especialmente en las zonas rurales y comarcales, muchas escuelas enfrentan desafíos similares. Según datos de la Contraloría General de Panamá, un total de 43 mil 247 niños no asisten a la escuela, de los cuales 15 mil 653 corresponden a áreas rurales y 6 mil 624 a comarcas indígenas.

Las dificultades de acceso, la falta de infraestructura adecuada y la escasez de recursos son factores que contribuyen a esta problemática.

La comunidad de San Juanito sueña con la construcción de un pozo que garantice el abastecimiento de agua potable, indispensable para la salud y bienestar de los estudiantes.

Esta necesidad es compartida por muchas escuelas rurales en el país, donde la falta de agua potable y saneamiento adecuado es una constante.

Además de la urgente renovación de la infraestructura, los habitantes de San Juanito buscan habilitar espacios para proyectos agroalimentarios que permitan a los estudiantes aprender sobre sostenibilidad y mejorar su alimentación.

Estas iniciativas no solo enriquecerían el currículo educativo, sino que también fortalecerían la conexión entre la escuela y la comunidad, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y garantizando una fuente de alimentos saludables para los niños.

La situación de San Juanito refleja una realidad más amplia en el sistema educativo panameño. Según informes del Ministerio de Educación, en los últimos dos años, cerca de 20 mil estudiantes han abandonado la escuela, siendo las zonas rurales y comarcales las más afectadas.

La falta de una infraestructura adecuada, la escasez de recursos y las dificultades de acceso son factores que contribuyen a esta alarmante cifra. A pesar de estos desafíos, la comunidad de San Juanito no pierde la esperanza.

Padres, docentes y líderes locales se unen en la búsqueda de soluciones que permitan ofrecer a sus hijos una educación digna y de calidad. Sin embargo, reconocen que sus esfuerzos no son suficientes sin el apoyo de las autoridades y la sociedad en general.

Es imperativo que se implementen políticas públicas que aborden estas carencias y promuevan la inversión en infraestructura educativa en las zonas rurales.

Solo así se podrá garantizar que todos los niños y niñas de Panamá, sin importar su lugar de origen, tengan acceso a una educación que les brinde las herramientas necesarias para un futuro prometedor.

La escuela de San Juanito, con sus paredes de madera y techos de zinc, es un testimonio de la resiliencia y determinación de una comunidad que lucha por el bienestar de sus hijos.

Es responsabilidad de todos asegurar que estas voces sean escuchadas y que se tomen las medidas necesarias para transformar estas realidades.



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