En enero, la juez británica Vanessa Baraitser rechazó la solicitud de extradición por el riesgo de suicidio que presentaría el australiano de 50 años, que podría ser condenado a 175 años de cárcel en Estados Unidos por filtración masiva de documentos .
El miércoles, durante una audiencia preliminar del proceso de apelación lanzado por Washington, la abogada Clair Dobbin, representante de Estados Unidos, defendió que la juez no «apreció el peso» de los elementos producidos por un experto que concluyó que Julian Assange no presentaba riesgo de suicidio.
La letrada se apoyó en los elementos presentados por el psiquiatra de Assange, Michael Kopelman, quien admitió que había engañado a la justicia al «esconder» que su cliente había sido padre mientras estaba encerrado en la embajada de Ecuador en Londres, afirmó.
Julian Assange fue detenido por la policía británica en abril de 2019 después de pasar siete años en la embajada de Ecuador en Londres, adonde se había refugiado por miedo a ser extraditado a Estados Unidos.
Estados Unidos lo acusa de espionaje por difundir en 2010 más de 700.000 documentos clasificados sobre las actividades militares y diplomáticas estadounidenses, sobre todo en Irak y Afganistán, que revelaron actos de tortura, muertes de civiles y otros abusos.
Assange podría ser condenado a 175 años de cárcel si la justicia estadounidense lo declara culpable.
Decenas de simpatizantes de Assange con pancartas que rezaban «Diez años, ¡ya basta!» o «Liberen a Assange» se congregaron este miércoles ante el Tribunal Supremo de Londres, incluido el exlíder laborista Jeremy Corbyn.
«Espero que el tribunal envíe hoy una señal muy clara de que no autorizará el recurso de Estados Unidos y que Julian Assange pueda ser liberado», declaró Corbyn, denunciando la «obsesión» de Estados Unidos «por las personas que desvelan la verdad sobre la presencia militar estadounidense en el mundo».
«Es un periodista cuyo único crimen fue revelar los asuntos sucios y podridos de este mundo», afirmó a la AFP Mario Mantilla, de 58 años, que vestía un disfraz de la Estatua de la Libertad manchado de rojo, como si fuera sangre.
AFP