El desenlace de estas elecciones tendrá repercusiones no solo para Venezuela, sino para toda la región
A pocas horas de que se abran las urnas en Venezuela para las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio, el país se encuentra en un momento de gran expectativa y tensión política. Estos comicios, que enfrentan principalmente al actual presidente Nicolás Maduro con el candidato opositor Edmundo González Urrutia, se perfilan como un punto de inflexión para el futuro del país después de 25 años de gobierno chavista.
Logística y participación
La jornada electoral comenzará a las 6:00 am y se extenderá hasta las 6:00 pm, hora local, según el instructivo del Consejo Nacional Electoral (CNE). Más de 21 millones de venezolanos están habilitados para votar, aunque la participación de la diáspora ha sido severamente limitada por las autoridades.
De los cerca de cinco millones de venezolanos con derecho al voto en el exterior, solo el 1% (aproximadamente 69,000 personas) podrá depositar su voto en una urna este domingo. Esta baja cifra se atribuye a las numerosas trabas impuestas por las autoridades venezolanas, incluyendo un plazo de registro muy corto y requisitos difíciles de cumplir para muchos emigrantes.
Panorama por países
En Colombia, el país que más migrantes venezolanos alberga con casi 2.8 millones, solo 7,012 personas están habilitadas para votar. En Perú, con más de un millón de venezolanos, las condiciones para votar incluyen tener un pasaporte vigente cuyo costo excede el salario mínimo local, además de contar con residencia permanente, lo que ha dejado fuera a la gran mayoría.
La situación no es mejor en otros países. En Argentina, de los más de 200,000 venezolanos residentes, solo podrán votar 2,638. En Ecuador, el cierre repentino de los consulados venezolanos debido a tensiones diplomáticas ha dejado sin posibilidad de votar a miles de ciudadanos.
Clima político y acusaciones
Estas restricciones han generado críticas de la oposición y organizaciones de derechos humanos, que ven en ellas una estrategia deliberada del gobierno de Maduro para limitar la participación de un sector del electorado que se presume mayoritariamente opositor.
En el frente interno, la campaña electoral ha estado marcada por acusaciones cruzadas y un clima de desconfianza. Altos funcionarios del gobierno, incluyendo al presidente del CNE, han acusado a la prensa de estar financiada por el narcotráfico y de trabajar en conjunto con la oposición para deslegitimar los resultados electorales. Por su parte, la oposición denuncia falta de garantías y teme que el gobierno no reconozca una eventual derrota.
Los candidatos y sus promesas
El candidato opositor Edmundo González Urrutia, en una entrevista reciente, expresó su confianza en obtener una victoria que «obligará al gobierno a negociar». González, quien representa la opción de cambio después de un cuarto de siglo de chavismo, ha prometido un gobierno de reconciliación y reencuentro, asegurando que respetará los derechos políticos y legales de sus adversarios en caso de ganar.
Por su parte, Nicolás Maduro busca su tercera reelección en medio de una profunda crisis económica y social que ha provocado el éxodo de millones de venezolanos. El mandatario ha calificado estas elecciones como una «batalla definitiva» y asegura que obtendrá el respaldo de «una contundente mayoría electoral».
Encuestas y proyecciones
Las encuestas más recientes muestran un escenario reñido. La firma Atlas Intel, conocida por su precisión en recientes elecciones internacionales, da una ligera ventaja a González Urrutia con un 51.9% de intención de voto, frente a un 44.2% para Maduro. Sin embargo, la misma encuestadora advierte que estos números no deben tomarse como un pronóstico electoral definitivo, dada la posibilidad de irregularidades en el proceso.
El desenlace de estas elecciones tendrá repercusiones no solo para Venezuela, sino para toda la región. La comunidad internacional está atenta al desarrollo de los comicios, con varios líderes regionales exhortando a Maduro a respetar los resultados en caso de una derrota.
Para los millones de venezolanos en el exterior, estas elecciones representan una esperanza de cambio que podría facilitar su eventual retorno al país. «Depende de lo que ocurra, volveremos», es una frase común entre los emigrantes que siguen de cerca el proceso desde sus países de acogida.
A medida que se acerca la hora de apertura de las urnas, el llamado es a la participación masiva y pacífica. La jornada electoral del domingo será crucial para determinar el rumbo que tomará Venezuela en los próximos años, ya sea hacia una transición democrática o la continuidad del modelo chavista.
En este contexto de alta tensión política y expectativas encontradas, Venezuela se prepara para vivir una de las elecciones más significativas de su historia reciente. El mundo estará pendiente de lo que suceda en las próximas horas en este país sudamericano, esperando que el proceso se desarrolle con transparencia y que la voluntad popular expresada en las urnas sea respetada por todos los actores políticos.