Panamá, tiene una economía basada en los servicios, que necesita de muchos factores alineados a la vez para prosperar y mantenerse estable.
El Istmo, considerado como un ‘hub logístico’, cuenta con una población de 4,28 millones de habitantes y son varios los desafíos que tendrá que superar este año en materia económica para lograr la meta de alcanzar de terminar la etapa de recuperación y llegar a un crecimiento financiero.
Para este año, se espera que crezca entre un 5 % y un 7 %, según han explicado varios analistas políticos al hablar del futuro económico del país.
Durante los meses más inestables de la pandemia por la COVID-19, sepultó la demanda interna y se elevó el desempleo a un 18,5%, una cifra histórica para el país.
A eso se le suma, que el Producto Interno Bruto (PIB), quedó en 17.9%, a pesar de que sectores productivos como el Canal de Panamá, nunca dejaron de trabajar y tuvieron cifras récords en algunos renglones.
Las economías
En todo país hay dos tipos de economías. La externa, que es aquella que abarca todas las transacciones económicas que trascienden sus fronteras, es decir, las exportaciones de bienes y servicios, los movimientos financieros y de bienes de capital internacionales y los pagos a las instituciones internacionales.
También está la interna, que se enfoca en la agrupación tradicional de la economía, en tres tipos de actividades: las primarias (la explotación de recursos naturales), las secundarias (transformación de bienes) y las terciarias (distribución de bienes y suministro de servicios).
En Panamá, la economía interna no va al mismo trote que la externa. El ritmo de comercios y empresas locales es lento. Miles de trabajadores mantienen un salario reducido, aunque trabajan la misma cantidad de horas; el teletrabajo volvió a pasar a la historia el desempleo, hasta el inicio del último trimestre en 2021, era de 11.3%.
La informalidad de trabajos se mantiene cerca de un 47.6%.
Desafíos
“Más allá de buscar soluciones para evitar que el desempleo o la informalidad laboral siga creciendo, y por informalidad se entienden aquellas personas que están bajo el paraguas de servicios profesionales; aquellos que tienen que instalar un puesto de venta en la calle, los que crean sus negocios por redes sociales, debe seguir buscando inversiones que se traduzcan en empleos formales para esa población”, sostuvo el economista Pedro Rodríguez.
Uno de los principales desafíos que tiene el país para el primer trimestre del año, se enfoca en las listas grises y negras por lavado de dinero y corrupción.
«Si Panamá no le mete firme al tema de las listas negras, provocará una caída mayor, a la ya existente en las inversiones extranjeras, que tanto buscó el presidente en el último trimestre del año pasado”, explicó Rodríguez.
Y es que debido a la insistente estadía de Panamá en las listas del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y de la Unión Europea (UE) por deficiencias en el combate al lavado de dinero, la inversión extranjera directa (IED) se derrumbó un 86,4 % en 2020 y un 12,6 %.
A pesar de los discursos del presidente panameño, Laurentino Cortizo, indicando que sacar a Panamá de las «listas discriminatorias» es un «reto importante», y las «tiene las normativas adecuadas», para los especialistas, es lo mismo que nada, que si no se cumplen.
Retos
Después de las listas grises y negras, el Gobierno tiene como desafío buscar mecanismos para una estabilidad laboral en la pequeña y media empresa, que fueron las más afectadas con las cuarentenas generales, al punto de llegar al cierre de muchas empresas, lo que termina en más desempleo.
Opciones como habilitar proyectos estatales podrían darle un respiro a la economía, ya que el sector de la construcción, por su estilo de trabajo, devenga uno de los salarios, los cuales son invertidos en varios rubros de la economía.
“Decir que hay que darle apoyo a la construcción porque es lo que va a salvar la economía interna, no es del todo cierto. ¿De qué vale construir y construir, si al final, no hay quién compre o alquile tantas construcciones?, sostuvo Rodríguez.
Para el especialista, la planificación que se le de a los proyectos será esencial, pero debido a las condiciones actuales, él apuesta por una recuperación, en donde el empleo informal sea visto como una forma vivir y no como una fuente para colocar trabas y hacer más complicado el crecimiento de estas personas.
Mientras que el abogado Neftalí Pérez considera que el Gobierno no puede trabajar por medio de tantos subsidios o apoyo social, en medio de una crisis económica, por que al final, “solo hacen a un pueblo más costumbrista a recibir todo, solo por quejarse”.
“En algún momento, el vale digital se va a dejar de dar y, ¿qué va hacer ese sector de la economía que se acostumbró a eso? No se puede permitir eso, las deudas públicas siguen subiendo y quien puede buscar trabajo formal no lo hace, porque sabe que tendrá ese bono para cubrir parte de sus gastos de alimentación o tal vez ropa de marca en los almacenes de la localidad”, expresó.
Con él coincide Rodríguez, pero tiene la visión que tal vez haya familias con condiciones especiales que necesiten realmente el bono y esos casos, deben ser ayudados de raíz, “no poniéndoles una curita”.
El Estado de Emergencia en Panamá, llevó la deuda/PIB hasta el 70 % actual, duplicando el porcentaje que estaba antes de la aparición de la COVID-19.