Hace unos días escribí en twitter una proposición sobre el tema de la corrupción en nuestro país. La proposición era si un presidente corrupto es producto del país que somos o el país se convierte en corrupto por la corrupción de un Presidente.
El tema de la corrupción no deja de estar en los espacios públicos en toda la era republicana. Y parece que este mal carcome a toda las sociedades latinoamericanas.
Desde México hasta la Argentina, la corrupción no deja de ser tema presente en todos los espacios públicos, en todos los tiempos y en todos los gobiernos. O es parte del teatro que montamos para reflejar virtudes de la cual carecemos o es que el cargo político corrompe hasta a los más sublimes santurrones.
Mientras exista la humanidad habrá delitos y habrá corrupción. El tema es si estará bajo unos márgenes controlables y una expectativa de sanción ejemplar en caso de que sea detectada. Aquí describo la aspiración de un Estado funcional.
Pero resulta difícil aspirar a ser un Estado funcional cuando la población tiene expectativas propias del ejercicio en los cargos públicos. Es decir cuando la población conjuga elecciones con prebendas, candidaturas con recompensas políticas, o esperanzas de un maná que debe provenir del gobierno de turno.
Solo basta observar el comportamiento nacional desde el momento en que es elegido un Presidente y el período de transición hasta su toma de posesión. El país entero está al tanto de a quién nombran, que vínculos existen con el nombrado, quienes estarán acomodados, bien paridos o afortunados.
Y quienes a pesar de todos los apoyos, caminatas y proselitismo quedan fuera del reparto. Surge luego de la toma de posesión, las primeras manifestaciones de malestar generalmente dentro del mismo partido o alianza partidaria.
¨Me prometieron y no me cumplieron”. No hay manera de satisfacer a todos pues no hay cama para tanta gente. No es mérito, no es capacidad es fortuna. A veces, es estar en el momento oportuno. Te vieron la cara ese día. Estudiaste la primaria y la secundaria con el Jefe.
Jugaste bolita de niño. La mujer le susurra por alguien en las noches para que lo nombre. Son tan variados los factores de elección para un cargo público que denotan una malestar social que no podemos culpar únicamente a los políticos.
Ellos se acomodan a las expectativas ciudadanas. Ese es un aspecto del por qué la corrupción es el tema de todos los días. Una festividad compartida por todos y siempre culpando al de arriba por la ausencia de valores y virtudes.