La persistente ineficiencia en la prestación de servicios eléctricos y de telecomunicaciones en Panamá representa un freno significativo para el desarrollo socioeconómico del país. El reciente incremento en la fiscalización por parte de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos refleja la urgencia de abordar estas deficiencias, especialmente cuando se imponen multas millonarias a las empresas de distribución eléctrica por incumplir normas de calidad. Sin un suministro energético confiable, la productividad empresarial se ve gravemente afectada, al igual que la calidad de vida de los ciudadanos. Además, la falta de conectividad estable limita las oportunidades de crecimiento en un mundo cada vez más digital.

Si Panamá desea subirse al carro del desarrollo, es urgente que mejore la calidad de los servicios en estos sectores clave. La excelencia en la prestación de servicios eléctricos y de telecomunicaciones no solo atraerá inversiones, sino que también potenciará la educación, la salud y la competitividad del país. La transformación digital y la economía del conocimiento dependen de infraestructuras modernas y eficientes. Panamá no puede permitirse quedar atrás.