Representantes de los gobiernos de Panamá y Costa Rica se reunieron este viernes en la ciudad de David, provincia de Chiriquí, en un nuevo intento de ambos países de frenar la cada vez más creciente migración irregular.
En la reunión binacional, participaron los ministros de Seguridad Pública de Panamá, Juan Manuel Pino, y su homónimo costarricense Mario Zamora, así como los ministros de Relaciones Exteriores de Panamá, Janaina Tewaney Mencomo, y de Costa Rica, Arnoldo Tinoco.
El tópico central de este encuentro fue determinar de qué forma continúa afectando la migración irregular a ambos países, principalmente, siendo Panamá quien más problemas advierte debido al mayúsculo flujo irregular que entra al país a través de la frontera con Colombia, pasando por la selva del Darién para luego entrar a territorio tico por la frontera de Paso Canoas.
Por su parte, los representantes costarricenses señalan que ya no es posible la recepción de migrantes irregulares, quienes antes de llegar a Paso Canoas, son trasladados desde Darién hasta Los Planes de Gualaca en la provincia de Chiriquí, para luego transportarse hasta el sector fronterizo con Costa Rica.
La entrada de migrantes irregulares desde Colombia se ha convertido en un problema insostenible, principalmente para Panamá, que en los últimos cuatro años ha gastado más de 70 millones de dólares atendiendo a estos viajeros que en su gran mayoría, buscan Estados Unidos y Canadá como sus destinos finales.
En los ocho meses transcurridos del año 2023, han entrado a Panamá a través de la selva del Darién más de 330 mil migrantes irregulares, en su gran mayoría procedentes de Venezuela, muchos de los cuales no consiguen hacer la travesía selvática, y quienes lo logran, pasan numerosas vicisitudes en su recorrido hacia Norteamerica.
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