La cumbre del G-20 en Brasil marcó un hito en la cooperación internacional con la adopción de una declaración final que subraya la urgencia de abordar problemas globales como el hambre, la pobreza y los conflictos. En Río de Janeiro, líderes de las mayores economías del mundo acordaron estrategias para promover un desarrollo sostenible y equitativo, destacando el liderazgo del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Crisis humanitaria en Gaza y Ucrania
La declaración final condena las barreras a la asistencia humanitaria en Gaza y llama a un alto al fuego, reflejando la postura más firme de Brasil respecto a Oriente Próximo. En contraste, el tratamiento de la guerra en Ucrania fue más breve y descriptivo, evidenciando tensiones internas entre los miembros del G-20. La resistencia brasileña a endurecer la postura sobre Rusia resaltó la complejidad de alcanzar consensos en un foro tan diverso.
Alianza global contra el hambre y la pobreza
Lula presentó oficialmente la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, un esfuerzo conjunto de países y organizaciones para erradicar la desnutrición que afecta a 733 millones de personas. Este proyecto busca movilizar recursos, fortalecer la cooperación internacional y priorizar a los más vulnerables en las agendas políticas.
Igualdad de género y migración
El G-20 reafirmó su compromiso con la igualdad de género y la inclusión económica de las mujeres, a pesar de las discrepancias expresadas por el presidente argentino Javier Milei. Asimismo, la cumbre abordó los retos migratorios, subrayando la necesidad de políticas que combinen seguridad, inclusión y derechos humanos.
Reforma de la gobernanza global
La cumbre también fue escenario de críticas a las instituciones multilaterales actuales. Lula instó a revisar la Carta de las Naciones Unidas y abogó por una arquitectura financiera internacional más inclusiva para aliviar las deudas de los países en desarrollo, destacando el impacto desproporcionado en las economías africanas.
La cumbre del G-20 en Brasil reafirmó la relevancia del foro como espacio de diálogo global y acción conjunta. Las propuestas lideradas por Lula, centradas en el desarrollo sostenible y la justicia social, colocan a Brasil como un actor clave en la redefinición de las prioridades internacionales. Este encuentro no solo resaltó los retos urgentes del mundo, sino también la necesidad de una cooperación más inclusiva y efectiva para enfrentarlos.