Fue el programador estadounidense Ray Tomlinson, que trabajaba para Bolt Beranek and Newman (BBN), quien envió el primer ‘email’ de la historia desde un laboratorio de Massachusetts, en 1971. Dos años antes, esa empresa había desarrollado el sistema ARPANET (acrónimo en inglés de Red de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada), considerada la antesala de Internet.
Previamente, en 1958, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos había comenzado el programa ARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada) con el fin de crear un sistema de comunicaciones que les permitiera tomar ventaja con respecto a la Unión Soviética en la Guerra Fría.
ARPANET era una red de computadoras destinada al envío de datos militares en el que Tomlinson trabajaba con un equipo de programadores. Este ingeniero adaptó la tecnología SNDMSG, una aplicación que permitía enviar mensajes a través de ARPANET entre usuarios de un mismo equipo, y la expandió para que se pudieran mandar a través de una red más amplia de equipos conectados.
Lo hizo gracias a un programa complementario que también llevaba su firma, READMAIL. Este se utilizaba para leer los mensajes enviados mediante SNDMSG. Asimismo, creó un sistema de direcciones mediante el cual añadía el nombre de usuario delante de un símbolo hasta entonces en desuso, la arroba (@), seguido del nombre del equipo en cuestión.
A pesar de que solo fue una prueba, Tomlinson logró lo que se convertiera en un hito de la tecnología. La leyenda cuenta que el mensaje que escogió para estrenar lo que ahora conocemos como correo electrónico fueron las letras superiores del teclado en inglés, ‘QWERTYUIOP’. Sin embargo, este informático, que falleció en 2016, nunca pudo recordar qué fue lo que escribió con exactitud, según ha indicado Google en un comunicado en el que celebra este hecho.
¿Por qué la arroba?
Debido a que se trataba de una idea novedosa que iba más allá de los usuarios de un único equipo, Tomlinson ideó un sistema de reconocimiento mediante el cual se indicaba el nombre del usuario que enviaba esos mensajes de texto.
Con el fin de darle identidad a estos directorios, estableció un sistema mediante el cual se utilizaba el nombre de estos usuarios que interactuaban por un lado y, por otro, el del equipo que recibía estos mensajes.
Para separar ambos términos, utilizó un símbolo poco común que formaba parte de estos teclados: la arroba. Hasta entonces, este símbolo no formaba parte del lenguaje informático, por lo que tenía la certeza de que podría ser útil en este ámbito y no daría lugar a error.
Nacimiento de Gmail
Actualmente, sería difícil imaginar un sistema de comunicaciones que careciera de algo tan servicial como lo es el correo electrónico. En este sentido, el servicio de mensajería más extendido es Gmail, proporcionado por el motor de búsqueda de Google de forma gratuita.
Según ha recordado la compañía con motivo de este aniversario, tres décadas después un ingeniero de Google llamado Paul Buchheit comenzó a experimentar las funcionalidades que podría ofrecer el correo electrónico y el modo en que se podía acabar con problemas de estructura y orden.
«Mi correo era un desastre. Los mensajes importantes estaban enterrados y las conversaciones estaban hechas un lío. No siempre podía acceder a mi correo electrónico porque estaba atascado en el ordenador y la interfaz de la web era inútil», escribió en una entrada del blog de Google.
Con el objetivo de ofrecer una mayor funcionalidad a la hora de buscar mensajes, Buchheit creó Gmail como un programa de correo electrónico basado en el navegador mediante el cual se podía acceder de manera ordenada a estos correos electrónicos.
Así, Gmail se presentó su versión beta el 1 de abril de 2004 tras varios años de trabajo, con una función de búsqueda rápida que, en un principio, contaba con 1 GB de almacenamiento.
A pesar de que actualmente esa capacidad es escasa y ahora ofrece hasta 15 GB de almacenamiento gratuito (ampliables con diferentes tarifas de pago), las bandejas de entrada de entonces contaban con un espacio muy inferior a la propuesta de Google.
Con el tiempo, este espacio de almacenamiento ha ido creciendo, como también lo ha hecho el peso de archivos, fotografías, grabaciones o documentos. Su diseño es muy distinto al original y ahora incluye diversas funciones, como Google Meets para la programación de reuniones o la creación de listas de tareas compartidas, entre otras.
EUROPA PRESS