Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 70% de las plazas laborales se genera en las microempresas, las pequeñas empresas y en el trabajo independiente.
En el informe Lo pequeño importa: datos mundiales sobre las contribuciones al empleo de los trabajadores independientes, las microempresas y las pymes, la OIT señala que dentro de esa cifra, cerca del 62% de los empleos generados en los 99 países analizados corresponden al sector informal.
Si la situación ya se presentaba difícil, con la pandemia la situación terminó por hundir a estos importantísimos sectores generadores de empleos para cuya recuperación se precisa de una estrategia clara y de aplicación urgente por parte del Estado.
Como, por ejemplo, el Programa de Fondos No Reembolsables propuesto por la Federación de Cámaras de Comercio, Industrias y Agricultura de la República de Panamá (Fedecámaras), el cual consiste en que el gobierno nacional otorgue de los préstamos facilitados por organismos internacionales la suma de 130 millones para ayudar a unas 143 mil micros, pequeñas y medianas empresas (Mipymes). Con ello se podrían reactivar, también, más de 100 mil contratos laborales suspendidos en este momento.
No se pretende que el fondo sea un subsidio, porque otorgado bajo estrictos parámetros y en un escenario optimista, en un período de 15 meses se recupera el dinero a través del consumo y el pago de impuestos. Además, con la reactivación de los contratos suspendidos se reinicia el pago de cuotas del seguro social, del seguro educativo y el pago del impuesto sobre la renta entre otros.
Ya existe un compromiso con el Banco Interamericano de Desarrollo, que ofrece un préstamo de 300 millones para ayudar a la micro y pequeña empresa, así como al sector agropecuario. El primer desembolso-de 150 millones- ya fue realizado y será administrado por el Banco Nacional. Para mediados de 2021 se programa recibir el dinero restante.
Con unas cifras de desempleo proyectadas para fin de año a niveles que oscilan entre el 20 y el 25 por ciento, las circunstancias actuales exigen considerar toda propuesta que apunte a paliar las devastadoras consecuencias que nos abone la pandemia. Un ejército de desempleados abandonados a su suerte es el caldo de cultivo propicio para situaciones que podemos lamentar.
