De acuerdo con la Unicef, se trata de una cifra récord, el año pasado 3,300 niños, niñas y adolescentes cruzaron la peligrosa selva
A pesar de que las autoridades panameñas indican que este año hay una disminución de migrantes irregulares que ingresan al país, a través de la selva del Darién, área fronteriza de Panamá con Colombia, pareciera que la cifra de menores de edad que utilizan esta ruta ha ido en aumento alcanzando cifras récord, según estimaciones de la Uniecf.
Esta organización que trabaja para proteger los derechos de las niñas y niños, sonó las alarmas sobre los peligros que pueden padecer estos menores de edad en su travesía. Al viajar solos, son más propensos a sufrir violencia, incluida la sexual, abuso y explotación, advirtió Anne-Claire Dufay, directora regional a cargo de UNICEF para América Latina y el Caribe.
Aumentan las cifras
Según un informe divulgado por la Unicef el 5 de diciembre, tan solo los primeros 10 meses del año un total de 3,800 menores de edad no acompañados o separados han atravesado la peligrosa selva del Darién.
En el 2023, a pesar de que fue el año en que más migrante ingresaron con un total de 520,085 personas, la cantidad de menores de edad que iban solos no llegó a los 3,300 niños, niñas y adolescentes.
En el informe, también detalla que la migración hacia el sur se registran tendencias similares a las de Panamá. Cerca de 312 menores de edad no acompañados y separados llegan cada mes a Brasil. En total Unicef identificó a más de 3,1000 de esos menores entre enero y octubre de este año.
En la actualidad, uno de cada cuatro migrantes en América Latina y el Caribe son menores de edad, explica la Unicef.
A esto se suman la violencia armada, la crisis climática, afectando aún más a la infancia. Pone como ejemplo Colombia, que se enfrenta a las consecuencias, cada vez más graves, de la situación de conflicto armado prolongado. En el país suramericano se ha registrado un aumento de las violaciones graves contra los niños y niñas, como el reclutamiento, la violencia sexual y los ataques a escuelas.
“La violencia armada no solo es uno de los factores desencadenantes de las migraciones, sino que también perturba gravemente la vida de los niños y niñas. La violencia los priva de sus derechos e impide su acceso a servicios esenciales como la educación, al tiempo que aumenta el riesgo de reclutamiento forzoso en grupos delictivos organizados en los que se exponen a sufrir explotación, separación familiar y graves trastornos psicológicos”, alertó Dufay.
Se calcula que, en 2025, unos 16 millones de niños y niñas precisarán asistencia humanitaria en América Latina y el Caribe debido a las crisis actuales, entre las que se incluyen la migración, la violencia armada y otros desastres.
Ante lo anterior expuesto, la Unicef hizo un llamado para la recaudación de $819,8 millones para respaldar la preparación y respuesta de emergencia ante esta crisis.