Libertad en juego

La historia del ser humano es la historia de la Libertad – así, con mayúsculas-. Ningún otro concepto ha moldeado con tanto poder los destinos de la humanidad a lo largo del tiempo y ningún otro ha aunado tantas voluntades a través de las épocas. La facultad de actuar según sea la voluntad del individuo, siempre respetando la ley y el derecho de los demás, es la herencia sobre la que se estructura el mundo de nuestros días. Pero, ningún otro elemento de la vida humana ha estado sometido a tanto acoso como lo ha estado la Libertad. No han faltado los sátrapas ni los regímenes intolerantes obstinados en limitar sus distintas variantes: la libertad de pensamiento, la de expresión, la libertad religiosa, la de consciencia, incomodados por cualquier cosa que saliera de la órbita de su dictatorial control.

A pesar de todo, los momentos estelares de la historia humana han estado siempre alimentados por ese anhelo de libertad: las grandes revoluciones transformadoras de los paradigmas y situaciones imperantes, como la francesa y la norteamericana por nombrar algunas, se ejecutaron para sacudirse yugos y cadenas que cortaban las alas del indomable espíritu humano. Nadie pudo expresarlo mejor que el inmortal Don Quijote cuando advirtió a su escudero que “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.

Es por ello que cualquier intento de limitar la Libertad, atenta no solo contra la naturaleza humana, sino también que amenaza cualquier perfeccionamiento y desarrollo futuro de la nación. Comienzan hoy prohibiendo hablar de un tema específico – o limitando a quienes pueden hacerlo por medio de una licencia controlada por unos pocos- y mañana dictan el camino a seguir denigrando y persiguiendo a cualquiera que se atreva a sugerir senderos distintos.

“No hay razón para que toda la existencia humana sea construida sobre uno o un corto número de patrones” escribió acertadamente John Stuart Mill. Oportunas palabras que hoy deberían estar tatuadas en la corta memoria de los aspirantes a dictadorzuelos.

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