Ucrania enfrenta desde este domingo un sacudón administrativo por la decisión del presidente Volodimir Zelenski de destituir a la fiscal general y al responsable de la agencia de seguridad del país por la ola de sospechas de casos de traición de funcionarios al servicio de Rusia.
«Hoy tomé la decisión de relevar de sus funciones a la fiscal general y al responsable de la agencia de seguridad de Ucrania» (SBU), afirmó Zelenski en su mensaje diario a la nación.
Se trata de la fiscal general, Iryna Venediktova, encargada de las investigaciones por las atrocidades cometidas contra civiles durante la ocupación rusa de la ciudad de Bucha, en la periferia de Kiev, y del jefe del servicio de seguridad, Ivan Bakanov.
El mandatario dijo que se están investigando cerca de 650 casos susceptibles de traición y de ayuda y complicidad con el enemigo entre los funcionarios de seguridad ucranianos, 60 de los cuales permanecieron en territorios ocupados por Rusia.
Zelenski dijo además que se habían detectado conexiones entre fuerzas de seguridad ucranianas y los servicios especiales de Rusia, lo que «constituía un crimen contra los cimientos de la seguridad nacional».
«Un tal número de crímenes contra las bases de la seguridad nacional y las conexiones entre los funcionarios ucranianos y los servicios especiales rusos plantea preguntas muy serias a los responsables», dijo Zelenski.
Esta es la mayor reorganización de su gobierno llevada a cabo desde el inicio de la invasión rusa a finales del mes de febrero.
Venediktova será sustituida por Oleksiy Simonenko mientras que no se ha dado a conocer al sustituto de Bakalov, quien hasta la fecha se le consideraba entre los miembros del círculo de amistades más íntimas del presidente.