El análisis que estoy realizando es hipotético. Es un escenario que no visualizo en estos momentos por conocer a fondo la realidad panameña. La realidad de mi país.

Con las investigaciones internacionales y locales que se vienen realizando contra personeros del período presidencial 2009-2014 han quedado contaminados hasta familiares cercanos al mandatario de ese momento. A la fecha en la audiencia penal que se viene ventilando en los Estados Unidos contra los Hermanos Martinelli y a la cual ambos han confesado participar en actos delictivos se hace referencia a un familiar cercano no identificado, pero de alto rango en el gobierno 2009-2014 como partícipe.

Es a mi entender “la carta acertijo” en un mazo de naipes.  El mensaje sublime por entenderse.   Alguien debe hacer algo para evitar un desplome o correrse el riesgo a ser desplomado.

Y recibiendo la señal de quién nos mantiene en el paraguas del Pentágono es muy claro la necesidad del afectado de saber mover bien sus fichas y sus cartas porque se juega su libertad y su patrimonio. La política del buen vecino vista como un juego de póker.

Panamá como país se encuentran amparada por el Paraguas del Pentágono. Este paraguas cada vez es más as ancho e impermeable. Ellos no tiene bases militares, pero están en los estamentos de seguridad, en el Darién, en el servicio de inteligencia, en la lucha contra las drogas, protegen nuestro mar territorial, vigilan las operaciones financieras, zona libre y puerto.

Tienen permanencia en el Aeropuerto, Aduanas y muy pronto mayor presencia en Migración. Hacen ejercicios navales conjuntos con escasa participación panameña. (No entiendo porque estamos en las listas). Es una relación simbiótica permitida, tolerada, autorizada y a la cual todos se hacen de la vista gorda (tirios y troyanos incluyendo medios de comunicación) pero están allí omnipresentes en parte por nuestra incapacidad de asumir nuestras responsabilidades soberanas.

No veo posible un candidato presidencial con bagaje acumulado y resistencia del hermano mayor ir contra esa muralla defensiva. Hay mucho en juego a nivel de Panamá como país, así como del candidato en su esfera patrimonial y comercial. Es decir, pierde el país y pierde el candidato frente a la avalancha de golpes mortales.

Por ende, la mejor estrategia para el candidato descalificado por razones geopolíticas es seguir avanzando en su propuesta electoral y luego apoyar a un candidato presidencial que no rompa la relación simbiótica existente a todas luces infranqueable y obtenga algunos espacios y garantías para su sana supervivencia.

Esto a mi leal saber y entender es el camino o la apuesta del candidato. Es una opinión.