Carlos Barsallo: «Pandemia no es sinónimo de cuarentena para la transparencia»

Foto: Cortesía.

La falta de voluntad política y de presión ciudadana han incidido en una desmejora notable en Transparencia, los últimos años. El capítulo panameño de Transparencia Internacional advierte que las restricciones por la COVID-19 no deben ser una carta en blanco para poner un manto de sobre los procesos y compras del estado.

En los últimos años hemos visto que la evaluación de Panamá en Transparencia Internacional se ha estancado o ha disminuido. ¿A qué se debe

Es correcto, el Índice de Percepción de Transparencia de Panamá ha ido desmejorando significativamente, tanto en puntaje como en posición de países, comparado con el resto del mundo. Eso se debe a falta de voluntad política, en los diferentes gobiernos de turno; incluyendo la administración actual. También a la falta de presión ciudadana.  

¿Cuál diría usted que es el Órgano del Estado menos transparente? 

El Órgano menos transparente es el Judicial, pero no por los procesos que las reglas procesales obligan a que tengan cierta publicidad, sino por la discrecionalidad y los momentos de fallar. Cuando se decide una causa, es algo muy variable. 

¿Habría que hacer algunos cambios en los procesos judiciales, en el Código Procesal Penal o el Código Judicial? 

No necesariamente, porque los códigos que ha mencionado tienen normas que le exigen al juzgador fallar en ciertos plazos, e incluso tiene excepciones cuando los expedientes son muy voluminosos. Lo que se debe hacer es un monitoreo o auditoría de cuánto tiempo reposan los expedientes en los despachos y cuánto tiempo demoran en producir el resultado. 

¿Cómo evalúa la transparencia en el Órgano Legislativo? 

Tenemos mediciones de Transparencia Internacional que se hace de la transparencia parlamentaria. Hay una metodología y se comparan parlamentos. En estas mediciones el Parlamento Panameño no sale muy bien parado, porque tiene herramientas que no utiliza adecuadamente, o simplemente no utiliza. Por ejemplo, el voto electrónico, para que quede reflejado el historial o récord del diputado. Y hay poca transparencia en las planillas, últimamente han sobrado los escándalos sobre labores que realizan ciertas personas, que parecen simples botellas. 

En cuanto al Órgano Ejecutivo ¿Qué es lo menos transparente? 

El Órgano Ejecutivo tiene a su favor la Ley de Transparencia que tiene más de 18 años. Ya cuenta con un menú de cosas que son obligatorias que deben ser publicadas en las páginas web de los ministerios y entidades autónomas. Esto es algo formal y se le da monitoreo y se dice cuáles cumplen y en qué porcentaje. Sin embargo, allí también existen muchísimas excepciones, falta de información, rendición de cuentas sobre por qué se toman ciertas decisiones. Y sobre todo ahora en Pandemia se ha legalizado la opacidad al no tener que informarse sobre algunas contrataciones directas hasta después que termine el estado de pandemia, lo que no es transparente ni correcto. 

¿La pandemia ha sido un motivo por el cual se ha desmejorado la transparencia pública? 

Más que un motivo, se trata de una excusa. Esto no es válido, ya que en Transparencia Internacional sabemos que Pandemia no es sinónimo de que hay cuarentena para la transparencia. Por el contrario, a más restricciones por salud tiene que haber más transparencia sobre todo lo relacionado con contrataciones. Esto se está pidiendo a nivel internacional, desde las vacunas; transparencia en la contratación de hospitales e insumos. Y aplica en todo lo demás, ya que como toda la atención se pone sobre el tema salud, pueden estar pasando cosas que no se están tomando en cuenta. 

¿Cuál es el motivo por el que Panamá no mejora o se mantiene desmejorando en la evaluación de transparencia? 

Cada año que presentamos el índice de Panamá, nosotros indicamos cuales son los temas que señalan las personas que llenan las encuestas. Estas personas señalan que, si mejoramos en estos temas, mejoraríamos el resultado. Por ejemplo, no hay efectividad en los procesos por corrupción, es decir no existe certeza de castigo. Por otra parte, no existe protección para los denunciantes, esto incluye: periodistas, investigadores, denunciantes. Si una persona realiza una denuncia queda expuesta a represalias y a ser objeto de persecución. Son muy importantes porque gracias a ellos se conocen los delitos que estén ocurriendo en una organización. 

¿Hay también falta de voluntad? 

Sí, toda gira en torno a la falta de voluntad. Pero no solo de la persona que juró el cargo, sino también de la ciudadanía. La ciudadanía está obligada a exigirla, porque las personas actúan en función de presiones, castigos e incentivos. Por ejemplo, felicitaciones si lo hace bien y repudio si lo hace mal. En Panamá las personas se concentran en las redes sociales, en formas fáciles de quejarse. Internacionalmente tenemos la imagen de un país muy quejoso. Con nuestros titulares de prensa y de medios, en otros países habría multitudes en las calles protestando, pero en Panamá solo está la prensa y nadie sale a la calle. 

Según una encuesta publicada en CNN, Panamá es uno de los países más estresantes, aunque esto contrasta con el hecho que somos una sociedad pasiva, ¿Qué opina sobre esto? 

Pienso que es cierto, las personas en Panamá están en constante estrés. Pero somos pasivos, esto es histórico. Poco puede hacerse por nuestra idiosincrasia, que va desde el origen de la Republica, somos un país muy pacífico. No hemos tenido guerras ni guerrillas. Esto también trae un problema porque no existen movimientos que incentiven a los funcionarios a cambiar su conducta, porque piensan que a la gente todo se le olvida o un escándalo tapará otro y así sucesivamente. 

Ahora, se aproximan casos muy complejos para la justicia panameña. Casos marcados como es el Caso “Pinchazos” contra el ex presidente de la República Panameña, Ricardo Martinelli; o el Caso “Odebrecht” donde existen más de 50 personas señaladas. ¿Está la justicia panameña preparada para manejar esto? 

No sabemos el futuro. Pero sabemos lo que ha ocurrido en el pasado y la historia no es buena. No tenemos grandes precedentes de casos de corrupción que hayan sido debidamente investigados y sancionados. Me remito a la estadística, los números y la historia. Entonces si utilizamos esto el futuro no es positivo, aun así, podríamos equivocarnos. Desde la perspectiva material es muy difícil porque se han acumulado muchos casos. El Órgano Judicial cuenta con pocos recursos económicos y humanos, los casos algunos son más complejos que otros, todos se han concentrado en un juzgado en particular. Siendo una sola juez la que lleva los procesos más delicados y eso es complejo. Finalmente, tenemos el fantasma o peligro de la prescripción rondando en el sentido de que todo se demora con el fin de que las acciones se encuentren prescriptas para dilatar la situación.  

Estamos viviendo un momento histórico en Panamá con tres movimientos abiertos buscando firmas para abrir un proceso a una Constituyente Paralela. ¿Cree que realmente es algo inminente que se inicie este proceso en Panamá?
En este punto la junta directiva de Transparencia Internacional ha tomado una postura de no tener ninguna indicación sobre este tema. Pero si nos interesa que se haga docencia sobre lo que es la Constitución y sobre el proceso mismo que está en manos del Tribunal Electoral para saber cuales son las reglas para esta Constituyente, qué es lo que se pretende cambiar y quiénes lo van a realizar. Es importante conocer el instrumento que se va a cambiar, lo bueno, malo, bonito y feo que tiene. Para notar cuales son las cosas que no se utilizan y por qué no. Además, en la parte de la mecánica de este proceso que tiene altos costes de recursos también se deben conocer las reglas para que todo el mundo esté al tanto y no haya sorpresas ni sorprendidos.

¿Se podría convocar en Panamá una Constituyente Paralela? ¿Tenemos las condiciones?
Los politólogos hablan de que las condiciones de una constitución son de hecho la fuerza de las circunstancias y el pueblo exigiéndolas. De manera teórica, quinientas ochenta y un mil firmas es un reto innegable, los tiempos también son un reto apremiante, solo 6 meses. Ahora existe la posibilidad de hacerlo vía electrónica, sin embargo, esto llega solo a un sector de la población. Entonces será muy complicado por todo lo antes mencionado.

¿Hace falta docencia?
Sí, definitivamente hace falta docencia. Antes en las escuelas en la materia de cívica se les enseñaba a los estudiantes la Constitución, que es como un pacto social. Por ejemplo, si una persona vive en un edificio debe saber como se pagan las cuotas, como funciona la administración, qué ocurre con los morosos. Bueno el país es nuestro PH y debemos conocer las reglas, los ciudadanos no pueden vivir sin conocer las reglas y pretender cambios que salgan del aire.

¿Existen cosas en la Constitución que deben quedarse como están?
Sí, aunque para gustos los colores. Existen personas que piensan que se debe dejar como esta, mientras otras creen que existen títulos que se deben eliminar. Esto es parte del debate que no se pueden obviar porque todos los panameños tienen derecho a opinar. Finalmente, la población debe saber lo que ya está y preguntarse porque no se utiliza. Lo único que queda, y esto lo sabemos los abogados, es exigir que se cumplan. Se debe cambiar de actitud, uno puede exigir derechos si cumple con sus deberes. Es una moneda de dos caras.

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