Historia de la masonería I

 

Ya que esta semana está en boca de todos el monumento inaugurado en Penonomé donde se reconocen claramente varios símbolos que han sido usados por los masones, hoy, en La Historia Habla, vamos a hacer un recorrido por los orígenes y la historia de esta organización no secreta sino con secretos.

Se ha llegado a decir que la orden masónica la fundaron Adán, Noé, el famoso constructor del Arca, o Moisés. Los que así lo afirman se apoyan en las citas bíblicas donde se refiere a los conocimientos que Yahvé ofreció a los diseñadores o constructores.

El origen egipcio de la masonería es una de las leyendas que más tiempo han perdurado y atribuye a Hiram Abif, el mítico arquitecto egipcio del Templo de Salomón en Jerusalén, el origen de la orden masónica.

Pero, tal y como explica Iván Herrera Michel en su libro “Historia no oficial de la masonería”, hacer una historia de la masonería siempre ha sido un reto, a pesar de ello, ya en el año 2004 se cumplieron 120 años de haber sido fundada la primera y más prestigiosa logia de investigación del mundo, que lleva por nombre Quatuor Coronati N° 2076 y está bajo la jurisdicción de la Gran Logia Unida de Inglaterra, que tiene sede en Londres. Es esta una logia dedicada exclusivamente a la investigación de la historia de la masonería y surgió de la necesidad de confrontar las mentalidades y las creencias míticas con los descubrimientos y las investigaciones rigurosas y científicas.

Herrera Michel nos sigue relatando en su libro que la creencia general retrotrae las primeras logias a los siglos míticos de la historia de Roma. Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, dividió a los romanos en curias y tribus, y agrupó a los artesanos en corporaciones, o colegios y en cada colegio se adscribían los artesanos de una profesión particular. A la cabeza de todos los colegios estaban los colegios de arquitectos, colegia fabro.

Numa fue quien organizó por primera vez a las legiones y él mismo instituyó que hubiera colegios de arquitectos en cada una de ellas. De modo que cuando las legiones colonizaron el imperio cada una llevaba con ella un equipo de arquitectos e ingenieros para construir las vías, los puentes, los acueductos, los cuarteles, las casas y los templos. Para idear la traída de agua a las villas y para horadar las montañas y extraer todo el oro que contuvieran, como en Las Médulas. De la mano de la mancuerna soldados-arquitectos el imperio prosperó y se mantuvo firme durante siglos.

Hayan tenido un origen histórico o mítico, al parecer la organización de estos colegios era muy parecida a la de las posteriores logias de la de la baja Edad Media y del Renacimiento en Europa. Tres de ellas conformaban un colegio, este colegio era regido por un magister o maestro, los oficiales inmediatos eran los guardianes o decuriones, que pueden ser análogos a los actuales vigilantes masónicos ya que cada decurio presidía una sección del colegio. Había otros oficiales, un escriba o secretario que llevaba el registro de los procedimientos, un thesaurensis o tesorero a cargo del fondo de la comunidad y un tabulario o archivista.

En esos colegios se combinaba la adoración religiosa de cada dios protector y del emperador con las distintas labores de sus oficios, en cada uno de los colegios había un sacerdote que dirigía las ceremonias religiosas. Los miembros de cada colegio estaban divididos en seniores. Aquellos que eran superiores directos del oficio, cargo equivalente a los maestros actuales, y en jornaleros y aprendices, análogos a los compañeros y aprendices masones. Se han encontrado pruebas de que adscribían ciertas interpretaciones simbólicas a las herramientas de trabajo comunes, tales como la escuadra, el compás, el nivel y la plomada.

Como ya hemos visto en entregas pasadas de La Historia Habla, cuando en el siglo VI el imperio cayó con la invasión de los ostrogodos, la destrucción asociada a todos estos movimientos demográficos aunada al colapso económico del imperio hizo que los colegios de artesanos, como muchas otras instituciones romanas, desaparecieran ante la marea bárbara.

Y volvemos de nuevo al ámbito semilegendario, se cuenta que unos siglos después, en Lombardía, al lado del lago Como, se instalaron, provenientes de diversos lugares de toda Europa, un grupo de constructores que terminarían por ganar prestigio en toda Europa y pasaron a la historia como los Magistri Comacini.

Es a ellos a quienes se atribuye la creación del prerrománico, un estilo arquitectónico que se extendió por Alemania, Francia, Inglaterra y España, aunque la Historia del Arte oficial adjudica diferentes orígenes a cada uno de los estilos en los que se engloba el prerrománico, desde el paleocristiano hasta el románico.

Lo cierto es que en el Edicto de Rotario, (un documento fechado en el año 643, firmado y sellado por el rey longobardo de ese nombre, que trataba de recomponer las relaciones entre los ciudadanos), sustituyendo las venganzas personales por multas y restituciones monetarias, se consignan ciertos privilegios otorgados a esta corporación de arquitectos de la isla de Como.

Leader Scott afirma en el libro The Catedral Builders: the Story of a Great Masonic Guild que estos Magistri Comacini, los maestros constructores de la isla de Como, son el eslabón que une a los antiguos colegios de artesanos romanos con las guildas medievales, los gremios donde se agrupaban los artesanos de las diferentes disciplinas y oficios medievales. Tanto las guildas de mercaderes o de comerciantes como los gremios de artesanos eran una forma habitual de asociación de la Baja Edad Media; corporaciones de personas que compartían una actividad común, en las que los cargos eran electivos y cuyas reglas obligan a todos ellos y también comparten los mismos deberes, fueros y privilegios.

Según estos dos estudiosos, los Magistri Comacini fueron los precursores de la masonería.

 

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