EE.UU. juega al policía bueno y el policía malo con Venezuela

Nuevas acciones contra el régimen de Nicolás Maduro. Mientras Estados Unidos pone precio a la cabeza del presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, tiene lista la celda en Miami donde espera encerrar al testaferro de Maduro, Alex Saab, detenido en espera de extradición en África y aprieta el cerco militar contra Caracas que, se especula, ha montado un escudo antiaéreo ruso en ese país sudamericano.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció este martes una recompensa de $5 millones por información que permita el arresto de Maikel Moreno, presidente del  TSJ, lo que se suma a los $15 millones que ofrece Washington por la captura de Maduro, señalado como jefe de uno de los carteles de narcotraficantes más activos en la región.

«Voy a anunciar una recompensa en el marco del Programa contra el Crimen Organizado Transnacional de hasta $5 millones por información que lleve al arresto o a la condena del ciudadano venezolano Maikel José Moreno Pérez», indicó Pompeo en un comunicado.

También anunció sanciones a Moreno y su esposa por estar envueltos «en una significativa corrupción» y aseguró que éste «había recibido sobornos para influir en el resultado de casos criminales y civiles en Venezuela». 

Por otro lado, seguro de la extradición de Saab, Washington reveló que tiene preparada su celda en  uno de los edificios federales más infranqueables de  Miami: el Federal Detention Centers (FDC).

Las autoridades estadounidenses aseguraron que de la colaboración de Saab con la justicia -con cargos por delitos de corrupción, narcotráfico, lavado de dinero y colaboración con el terrorismo internacional-  dependerá lo largo de su temporada en el FDC. El edificio tiene una capacidad para más de 1,300 detenidos, y cuenta con un temido piso 13, que en la jerga delincuencial latina se conoce como “el bote”.

Las condiciones carcelarias serían más severas que las de Cabo Verde, el archipiélago frente a la costa occidental africana, donde está detenido desde el 12 de junio, y en donde Saab se quejó de la presencia de hormigas y mosquitos. En “el bote”, el contacto con otros reos es nulo, la comida se les entrega por una rendija, solo tienen derecho a una hora de sol.

Saab, abogado y empresario colombiano de 47 años, es considerado por Estados Unidos como el guardián de los secretos más íntimos del chavismo en el tráfico de petróleo, oro y el tejido de una red de corrupción con los regímenes de China, Irán, Turquía y Rusia.

Policía bueno y policía malo

Al mismo tiempo, Estados Unidos está aplicando una estrategia multidimensional contra Maduro, incluyendo la del policía bueno y el policía malo.

James Story, el embajador especial nombrado para Venezuela por Washington y que despacha desde Bogotá, dijo que la Casa Blanca está dispuesta a levantar las sanciones personales y económicas que cercan al chavismo.

“Mantenemos contactos con personas dentro de la dictadura, porque para nosotros lo más importante para los venezolanos es, como dije antes, que se abran espacios para reinstitucionalizar los mecanismos democráticos en el país”, afirmó esta semana.

Story añadió que “la voluntad política de levantar las sanciones está ahí. Hemos dicho que estamos en disposición de flexibilizar las sanciones, pero con base a la discusión de una ruta”.

En contraste, el Comando Sur está mostrando los colmillos. El almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, informó que el buque de guerra USS Pinckney –que forma parte de una flota sin precedentes que tiene cercada a Venezuela desde hace tres meses-  se acercó a aguas territoriales de ese país en su campaña antinarcóticos en el Caribe, en respuesta a una “reclamación marítima excesiva” de Caracas.

Maduro dijo que ante esa “provocación” su régimen respondería para defender la soberanía. Pero no hubo movimientos militares del lado venezolano, más allá de la reacción digital del ministro de Defensa, Vladimir Padrino.

Venezuela no tiene capacidad para hacer frente militar a Estados Unidos. No solamente la crisis económica causada por Maduro ha dejado secuelas en las filas de los soldados, sino también en los equipos. Esta semana se incendió una fragata misilística venezolana de la década de 1970 que estaba fondeada en un puerto en la costa central del país.

Fuentes opositoras aseguraron este martes que Rusia instaló una poderosa batería de defensa antiaérea en Venezuela. No está confirmado pero podría de un despliegue en Apure, Barinas, Carabobo, Falcón, La Guaira,Tachira, Trujillo y Zuria.

Los  S-300 son lo más modernos sistemas de defensa contra aeronaves, misiles balísticos y misiles de crucero que ha fabricado Moscú. Cuenta con lanzadores de misiles, un sistema de radar y un centro de comando automatizado, que se despliega para proteger bases militares o lugares de infraestructura estratégica.

Contactos con Washington

José Machillanda, director del Centro de Estudios de Política Proyectiva de Venezuela, con sede en Washington, cree que la Casa Blanca, con el apoyo de 22 países de la región, encabeza una “operación geopolítica continental para neutralizar y reordenar la ecuación del narcotráfico y la política”.

En declaraciones al diario catalán La Razón, Machillanda aseguró que Venezuela está siendo “observada muy de cerca”, y el conflicto pudiera desarrollarse por fases según las jugadas de cada actor.

Simultáneamente, el Departamento de Estado ha abierto canales informales para comunicarse con la dictadura venezolana. Esta semana estuvo en Caracas el exgobernador de Nuevo México Bill Richardson.

En público, el objetivo era abogar por la liberación de ocho presos políticos en suelo venezolano, entre ellos, siete ciudadanos estadounidenses.

Las negociaciones incluyeron tres conversaciones con el vicepresidente de Información del chavismo, Jorge Rodríguez, un contacto telefónico y luego una reunión presencial con Maduro. No se logró nada.

De acuerdo con declaraciones de Richardson a The Washington Post, le dio la impresión de que la misión falló porque encontró a Maduro en “un mal día”.

“Era optimista al inicio, hablamos durante una hora y media, fue muy cordial, muy amistoso, pero dejó claro que no cedería”, explicó el jefe del Centro Richardson, una organización especializada en negociaciones para la liberación de personas presas o secuestradas por regímenes o grupos criminales.

Todo indica que Maduro primero espera saber si habrá cambios en la Casa Blanca en noviembre, antes de realizar cualquier movimiento.

Por ahora lo que queda es acogerse a los buenos deseos del Vaticano. “Dios los bendiga. No pierdan la esperanza”, fue el mensaje este miércoles del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, tras recibir un informe de la situación de los derechos humanos en ese país. Parolin conoce perfectamente las condiciones por las que atraviesa  Venezuela pues sirvió en Caracas, entre el 2009 y el 2013 en pleno auge del chavismo, como Nuncio Apostólico de la Santa Sede.

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