El presidente chileno, Gabriel Boric, ha asegurado que la sentencia emitida este jueves por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela y que avala la victoria electoral del presidente Nicolás Maduro «termina de consolidar el fraude» y ha insistido en que Chile «no reconoce este falso triunfo».
«No hay duda que estamos frente a una dictadura que falsea elecciones, reprime al que piensa distinto y es indiferente ante el exilio más grande del mundo, solo comparable con el de Siria, producto de una guerra», ha denunciado en redes sociales Boric, uno de los líderes regionales más críticos con Maduro.
Para el mandatario chileno, que da por hecho que recibirá «insultos» tras este nuevo pronunciamiento, el fallo de este jueves es «un nuevo portazo» frente a quienes piden «democracia» en Venezuela.
Asimismo, ha querido señalar que la «dictadura» de Maduro no representa en ningún caso a la izquierda política, en la medida en que para ello debería «respetar los Derechos Humanos sin importar el color de quien los vulnera». Un «progresismo transformador», ha añadido, que «mejore las condiciones de vida de su pueblo construyendo comunidad en vez de individualismo, encuentro sobre polarización».
CARACAS CRITICA A BORIC
Después de sus declaraciones, el ministro de Exteriores venezolano, Yván Gil, ha afirmado que Boric, al que ha tildado de «ridículo sirviente», ha pasado «de ser el hazmerreír de un continente al más sumiso peón del imperialismo» estadounidense.
«Los pueblos del mundo comprueban hoy lo que Chile notó hace tiempo: Boric es una pieza comprada por EEUU, cobarde y arrastrada a intereses que nada tienen que ver con los anhelos de los pueblos de nuestra América. ¡Cuánta falta hacer en Chile un Salvador Allende», ha manifestado a través de su canal en Telegram.
Gil, que ha considerado que «no merece ningún insulto, sino lástima que se le reserva a los que están destinados a ser algo peor que la nada», ha remarcado que Washington «ordenó estrangular la economía de Chile para luego imponer a sangre y fuego la dictadura de (Augusto) Pinochet e instalar un régimen económico neoliberal, que hoy somete a los trabajadores bajo la mirada cómplice de su Gobierno».