Casi el 25% de las personas que viven con VIH en el mundo no reciben un tratamiento que les salve la vida

Unos 80 adolescentes morirán por sida cada día hasta 2030, según un informe de UNICEF (Foto de ARCHIVO) 29/11/2018

Casi una cuarta parte de los 39,9 millones de personas que viven con VIH en todo el mundo, es decir, 9,3 millones, no reciben un tratamiento que les salve la vida. Como consecuencia, una persona muere cada minuto por causas relacionadas con la enfermedad, según advierten desde ONUSIDA.

Un nuevo informe publicado este lunes por el organismo de Naciones Unidas muestra que el mundo se encuentra en un momento «crítico» que determinará si los líderes mundiales cumplirán su compromiso de poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030.

El informe, ‘La urgencia del ahora: el sida frente a una encrucijada’, recopila nuevos datos y casos prácticos que demuestran que las decisiones y las elecciones políticas que tomen los líderes mundiales este año decidirán el destino de millones de vidas y si se supera o no esta «pandemia». Aunque el fin del sida es «alcanzable» en esta década, según ONUSIDA, «el mundo actualmente se ha desviado del camino».

Los líderes se comprometieron a reducir las nuevas infecciones anuales a menos de 370.000 para 2025, pero las nuevas infecciones por el VIH siguen siendo más de tres veces superiores a esa cifra, y a día de hoy se sitúan en 1,3 millones en 2023. Ahora, los recortes de recursos y el aumento de la presión contra los derechos están poniendo en peligro todo el progreso logrado, tal y como alerta ONUSIDA.

Estos mismos líderes acordaron poner fin a la pandemia de sida como amenaza para la salud pública para 2030. «Pueden cumplir su promesa, pero, para ello, han de asegurarse de que la respuesta al VIH tenga los recursos que necesita y de que los derechos humanos de todos estén protegidos», ha afirmado Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

A su juicio, los gobiernos pueden salvar millones de vidas, prevenir millones de nuevas infecciones por el VIH y garantizar que todos los que viven con el VIH puedan disfrutar de vidas sanas y plenas.

LA CIFRA DE PERSONAS CON TRATAMIENTO PUEDE SER DE 29 MILLONES PARA 2050

El informe concluye que, si ahora los líderes adoptan las medidas necesarias para garantizar unos recursos suficientes y sostenibles, y proteger los derechos humanos de todos, el número de personas que viven con el VIH y necesitan tratamiento de por vida se situará en unos 29 millones para 2050. Sin embargo, si se desvían y toman el camino equivocado, el número de personas que necesitarán apoyo de por vida aumentará a 46 millones (en comparación con los 39,9 millones de 2023).

El informe refleja un progreso continuo (aunque más lento) en el despliegue de medicamentos a las personas que viven con el VIH. Actualmente son 30,7 millones de personas las que están en tratamiento, más de 3 de cada 4 de las personas que viven con el VIH.

En 2010, la cobertura del tratamiento era de tan solo el 47 por ciento. El aumento del número de personas que acceden al tratamiento ha supuesto un logro de salud pública «histórico» para ONUSIDA, pues desde 2010 se han reducido a la mitad las muertes relacionadas con el sida, que han pasado de 1,3 millones a 630.000 en 2023.

«Sin embargo, el mundo no va por buen camino para alcanzar el objetivo de 2025 de reducir las muertes relacionadas con el sida a menos de 250.000», han alertado.

Pese a los pasos en la prevención de nuevas infecciones por el VIH, que han disminuido en un 39 por ciento desde 2010 en todo el mundo y en un 59 por ciento en África oriental y meridional, el informe muestra que las nuevas infecciones por el VIH continúan aumentando en tres regiones: Oriente Medio y África del Norte, Europa Oriental y Asia Central y América Latina, y que las brechas y desigualdades persisten.

«Los países están haciendo enormes progresos para poner fin a la epidemia de sida para 2030. Sin embargo, hoy en día nos enfrentamos a ingentes desafíos capaces de ralentizar nuestros esfuerzos», ha dicho el doctor Anthony Fauci, antiguo asesor científico del presidente de los Estados Unidos. «El fracaso no es una opción. Solo trabajando juntos alcanzaremos nuestro objetivo común. Seguiré trabajando con todas mis fuerzas para asegurarme de que consigamos poner fin a la epidemia de sida. Y desde aquí imploro a todos a comprometerse a hacer lo mismo», ha reiterado.

EL PAPEL DE LA DESIGUALDAD

Por otro lado, la desigualdad de género está exacerbando los riesgos a los que se enfrentan las niñas y las mujeres, y no está sino impulsando la pandemia. La incidencia del VIH entre las adolescentes y las mujeres jóvenes sigue siendo «extraordinariamente alta» en partes de África oriental y meridional, así como en África occidental y central.

Puesto que el estigma y discriminación contra las comunidades marginadas suponen una barrera para los servicios vitales de prevención y tratamiento, los grupos de población clave, incluidos los trabajadores sexuales, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y las personas que se inyectan drogas, representan un mayor porcentaje (55%) de las nuevas infecciones en todo el mundo en comparación con 2010 (45%).

El informe demuestra que los servicios de prevención y tratamiento del VIH solo llegarán a las personas si se respetan los derechos humanos, si se eliminan las leyes injustas contra las mujeres y contra las comunidades marginadas, y si se abordan directamente la discriminación y la violencia.

Los cálculos de ONUSIDA apuntan a que, aunque el 20 por ciento de los recursos para el VIH deberían destinarse a la prevención del virus para las poblaciones más afectadas, en 2023 solo el 2,6 por ciento del gasto total en VIH se destinó a intervenciones para grupos de población clave.

En todos los rincones del globo se está reduciendo la financiación, el progreso se ralentiza e incluso la epidemia crece en ciertas regiones. En 2023, los recursos totales disponibles para el VIH (19,8 mil millones de dólares estadounidenses, 18,2 mil millones de euros) se redujeron en un 5 por ciento desde 2022, lo que deja una cifra de 9,5 mil millones de dólares menos (8,7 mil millones de euros) de los que se prevén necesarios para 2025 (29,3 mil millones de dólares, 26,9 mil millones de euros).

La financiación nacional en los países de ingresos bajos y medios, que representan el 59 por ciento de los recursos totales para el VIH, ha caído por cuarto año consecutivo, con una disminución del 6 por ciento entre 2022 y 2023.

Se necesita una mayor movilización de recursos, especialmente en Asia y el Pacífico, donde se prevé que el número de personas que viven con el VIH casi llegue a duplicarse en 2050, y en Europa Oriental y Asia Central, América Latina y Oriente Medio y África del Norte, regiones con epidemias en crecimiento, pero donde la financiación para el VIH ha disminuido significativamente.

Alrededor de la mitad de los recursos totales necesarios para 2025, y el 93 por ciento de la brecha de financiación actual del VIH, se encuentran fuera del África subsahariana.

Así las cosas, el informe recuerda que las decisiones tomadas este año determinarán si se cumplirán los objetivos mundiales, si el sida terminará como una amenaza para la salud pública para 2030 y si se logrará construir una respuesta «sostenible» al VIH.

«La falta de solidaridad entre y dentro de los países está poniendo en jaque el progreso, pero el camino que pone fin al sida es una senda que ha sido probada y que los líderes mundiales han prometido seguir. Si los líderes cumplen su promesa de poner fin al sida, su decisión será tanto política como económica. Ahora es el momento de elegir el camino correcto», ha concluido Byanyima.

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