El cierre de Hidalgo en su apogeo

La expresión «el año de Hidalgo» en la política mexicana y latinoamericana alude al último año de mandato de un funcionario público, periodo en el cual es común que los mismos se vean tentados a malversar fondos públicos o realizar acciones corruptas para su beneficio personal. La frase completa, «el año de Hidalgo, pendejo el que deje algo», refleja una visión cínica sobre la integridad de ciertos políticos al final de su mandato.

En Panamá, se ha destapado un escándalo similar con los llamados «acuerdos mutuos» en la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (ETESA). Estos acuerdos, aprobados por la Junta Directiva, permiten que funcionarios salientes reciban indemnizaciones cuantiosas, lo cual ha sido calificado como inmoral y abusivo por el presidente entrante, quien ha prometido no permitir este tipo de prácticas durante su gestión, subrayando que no se tolerará el «juega vivo» con el dinero del pueblo.

Una de las causas de este despilfarro es la complicidad del Contralor General de la República, un funcionario funesto que durante su quinquenio ha permitido el mal uso de los fondos públicos y que, al igual que otros altos personeros del Gobierno que termina, han alimentado la impunidad que ahora facilita que se materialicen estos acuerdos, perpetuando un ciclo de corrupción y desfalco similar al descrito en «el año de Hidalgo». La situación en ETESA es un ejemplo claro de cómo la falta de vigilancia y la complicidad institucional pueden llevar al abuso de los recursos del Estado, perjudicando a la nación.

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