Los derechos de los trabajadores se encuentran entre los derechos humanos menos protegidos del mundo, según una nueva investigación realizada por profesores de la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York (Estados Unidos).
Los hallazgos son parte de un nuevo informe publicado por ‘CIRIGHTS Data Project’, el conjunto de datos sobre derechos humanos más grande del mundo. Desde 1981, el proyecto ha clasificado a países de todo el mundo según su respeto por los derechos humanos, proporcionando un «boletín de calificaciones» anual sobre 25 derechos humanos reconocidos internacionalmente. El proyecto está codirigido por el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Binghamton, David Cingranelli.
Según su último informe, publicado en Human Rights Quarterly , los cinco países con mejores puntuaciones generales fueron Canadá, Suecia, Nueva Zelanda, Noruega y Portugal. Los cinco países con las puntuaciones generales más bajas fueron Irán, Siria, Corea del Norte, China e Irak.
Los derechos de los trabajadores, incluido el derecho a formar un sindicato y el derecho a negociar colectivamente, se encuentran entre los derechos humanos menos protegidos. Los derechos de los trabajadores «siempre se violan hasta cierto punto», escribieron los investigadores.
«Investigaciones anteriores muestran que es poco probable que los gobiernos protejan los derechos a un salario mínimo adecuado, a la salud y seguridad en el trabajo o a limitaciones razonables de las horas de trabajo (incluido el trabajo voluntario de horas extras) a menos que permitan a los trabajadores formar sindicatos independientes y negociar colectivamente», afirma Cingranelli.
«En otras palabras, el derecho a sindicalizarse, negociar y hacer huelga son los derechos de entrada. Si están protegidos, es probable que todos los demás derechos laborales también lo estén. Pero a nivel mundial, los derechos de entrada están en declive», añade.
Cignarelli argumenta que si bien los países democráticos y ricos protegen los derechos laborales más que otros, la desigualdad económica ha aumentado en casi todas partes. «La globalización económica ha aumentado la competencia entre las naciones, lo que ha llevado a los gobiernos a favorecer a las corporaciones sobre los trabajadores en los conflictos entre ambas», enuncia Cignarelli.
En los países menos desarrollados económicamente, las grandes empresas agrícolas, mineras y de extracción de petróleo se salen con la suya con los trabajadores. Esto también ocurrió durante las primeras etapas de la industrialización en Estados Unidos. «Es importante recordar que las empresas y los trabajadores suelen adoptar posiciones contradictorias sobre cuánta atención deben prestar los líderes corporativos a lo que los trabajadores quieren en relación con los términos y condiciones de su trabajo», destaca el autor «Los líderes corporativos normalmente prefieren distribuir la mayor parte de las ganancias de sus actividades a los accionistas, no a los trabajadores».
Las estrictas regulaciones laborales en un país pueden hacer que las empresas cambien de ubicación. Cignarelli señala que el papel del gobierno es garantizar que los trabajadores tengan una oportunidad justa de que se escuchen sus preocupaciones. «Sin políticas gubernamentales que protejan a los trabajadores, las empresas pueden hacer lo que quieran para mantener alejados a los sindicatos», concluye.