Con el agua al cuello

La reciente rebaja del grado de inversión de Panamá por Fitch Ratings el 28 de marzo de 2024 marca un punto crítico en la economía del país. Esta decisión no es solo un reflejo de las dificultades económicas actuales, sino también una llamada de atención sobre la necesidad de implementar medidas correctivas para asegurar un futuro más prometedor. La pérdida de este estatus se debe a una serie de factores, entre ellos problemas fiscales destacados por grandes déficits, el incremento de la deuda pública al 60% del PIB en 2023, y un alto costo de la deuda que consume una porción significativa de los ingresos gubernamentales. A esto se suma la debilidad institucional, la corrupción, y una falta de transparencia en la gestión de las finanzas públicas. El cierre de la mina de cobre, una fuente vital de ingresos para el país, junto con una desaceleración económica general y el impacto del gasto público durante la pandemia de COVID-19, han exacerbado estas dificultades. La calificadora advierte que el margen de maniobra del próximo gobierno, a elegirse en mayo, será limitado, subrayando la urgencia de adoptar reformas sustanciales.

Para revertir esta situación, Panamá necesita emprender una reforma fiscal profunda que aborde tanto los ingresos como los gastos. Es fundamental mejorar la eficiencia del gasto público y aumentar la recaudación de ingresos de manera sostenible, sin ahogar el crecimiento económico. La transparencia y la lucha contra la corrupción deben ser prioritarias para restaurar la confianza en las instituciones gubernamentales. Además, es crucial para Panamá diversificar su economía y reducir su dependencia de sectores vulnerables a shocks externos.

El camino hacia la recuperación y la regeneración del grado de inversión requiere un compromiso firme hacia políticas sostenibles y transparentes. El desafío no es menor, pero la urgencia de actuar es evidente. Panamá se encuentra en una encrucijada donde las decisiones actuales determinarán la dirección de su economía y su posición en el escenario global. La implementación de correctivos sólidos y eficaces no solo es necesaria para recuperar el grado de inversión, sino también para asegurar el bienestar a largo plazo de sus ciudadanos.

Ahora es el momento de demostrar capacidad para adaptarnos a los tiempos de cambio que corren y superar los retos presentes. La acción colectiva, liderada por el gobierno con el apoyo de la sociedad civil y el sector privado, es esencial para crear un entorno más robusto, diversificado y transparente. Solo a través de esfuerzos concertados y reformas profundas, Panamá podrá superar los escollos actuales y alumbrar un porvenir lleno de esperanza y estabilidad económica. La pérdida del grado de inversión no es el fin, sino un punto de inflexión hacia la reconstrucción de una economía más fuerte y equitativa.

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