Del 9 de enero de 1964 al 9 de enero de 2024, se cuentan 60 años de los eventos que contribuyeron a que seis décadas después, el recuerdo de aquella jornada se mantenga viva, aunque con el paso del tiempo, sea claro que ya no es el mismo sentimiento.
Este día, un puñado de los héroes sobrevivientes de aquella gesta patriótica, junto un todavía más reducido grupo de funcionarios, se reunieron para recordar a quienes dieron su vida por que en este 2024, al pie de un monumento que cada año necesita ser restaurado, para que esa memoria histórica continúe vigente.
El día en que 22 valientes ciudadanos panameños dieron su vida para que 60 años después, con un Canal en sus manos, bajo su administración y responsabilidad, Panamá esté enfrentando por sus propios medios los problemas de la vía acuática, tal y como le corresponde como nación soberada en su territorio.
La escacez de eventos conmemorativos se ha hecho palpable en este día. Al pie de la «Llama Eterna», el presidente Laurentino Cortizo colocó una ofrenda floral como parte del protocolo particular de la fecha, en un acto simbólico que patentiza la existencia de un compromiso todavía no cumplido: la unidad.
Los actos del 9 de enero de 2024 se dieron desperdigados en diferentes sitios: la Avenida de Los Mártires, el Cementerio Amador, el Jardín de Paz, la biblioteca Presidente Rodolfe F. Chiari, la Universidad de Panamá, el Instituto Nacional y en otros puntos en el interior de la República. No hubo, como en décadas pasadas, una multitud congregada al lado de sus mártires.
Hubo sí, un anuncio importante: a partir de marzo de este año, los sobrevivientes de la gesta de 1964 recibirán como pensión vitalicia 1,200 dólares mensuales. Poco dinero, 60 años después.
En un evento paralelo, un grupo de sindicalistas y ciudadanos agrupados en la organización «Alianza Pueblo Unido por la Vida», decidió conmemorar la fecha manifestándose en los terrenos cercanos a la recién cerrada Minera Panamá.
Por su parte, la Comisión Fiscalizadora Intergubernamental, realizará el jueves de esta semana la primera inspección técnica a Minera Panamá, para comprobar que no esté trabajando, y que se cumplirán con los aspectos técnicos y ambientales para su cierre definitivo.
Monseñor José Domingo Ulloa sintetizó el sentimiento de un país que se resiste a olvidar lo ocurrido hace 60 años. «La juventud panameña defendió con su sangre el derecho de enarbolar nuestra enseña patria sobre el territorio ocupado. Ese sentimiento debe ser el mismo que nos identifique en la actualidad», apuntó.
También puede resumirse este sentimiento en lo que una señora que hacía una compra en una panadería, dijo cuando en un programa matutino de la televisión local, un presentador hablaba de «celebrar» la fecha, con juegos en un centro recreativo, entre risas y jolgorio.
«Todo ha cambiado. Lo que me duele es que alguien diga que celebramos algo hoy, cuando lo que ocurrido hace 60 años nos lleno de dolor. Cómo cambian las cosas».
Seis décadas para no olvidar, la historia, cosa sagrada, no puede dejar que muera este sentimiento.
