La noticia sorprendió al mundo tecnológico. OpenAI, la empresa detrás del revolucionario chatbot ChatGPT, anunció el despido fulminante de Sam Altman, quien fungía como director ejecutivo y era una de las caras más visibles de la compañía.
Según un comunicado de OpenAI, la decisión fue tomada por la junta directiva luego de «un proceso de revisión deliberativa» que concluyó que Altman «no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta». Esto habría «obstaculizado su capacidad para ejercer sus responsabilidades» como CEO.
El ascenso y caída del «visionario» de la IA
Con solo 38 años, Sam Altman se había convertido en uno de los líderes tecnológicos más reconocidos e influyentes del mundo. Incluso fue apodado por algunos como «el nuevo Steve Jobs» debido a su visión y carisma para impulsar avances transformadores en inteligencia artificial.
Altman cofundó OpenAI en 2015 junto a figuras como Elon Musk, con la misión de crear IA que fuera segura y beneficiosa para la humanidad. Si bien Musk dejó la compañía en 2018, Altman se mantuvo como CEO, orientando a OpenAI hacia el desarrollo de modelos de IA generativa.
Bajo su liderazgo, la empresa creó tecnologías innovadoras como GPT-3 y su versión mejorada GPT-3.5, que dieron origen a ChatGPT. El chatbot, lanzado en noviembre de 2022, causó sensación en todo el mundo y colocó a Altman en el centro de atención mediática.
De la noche a la mañana, Sam Altman se convirtió en el rostro de OpenAI. Fue invitado a espacios como el Congreso de EEUU, la Casa Blanca e importantes foros internacionales para hablar sobre el prometedor futuro de la IA. Incluso cerró jugosos acuerdos con Microsoft, que invirtió miles de millones en la empresa.
Pero apenas unos meses después de que ChatGPT se volviera un fenómeno global, Altman recibió la fatídica noticia de su despido.
Las razones detrás de la controversial decisión
OpenAI no ha revelado públicamente qué llevó específicamente a la pérdida de confianza en Altman. Pero versiones extraoficiales apuntan a una falta de transparencia del ejecutivo sobre el desarrollo y capacidades reales de ChatGPT.
Según Paul Buchheit, creador de Gmail, Altman exageró las habilidades de ChatGPT al presentarlo como más competente de lo que realmente era. Esto para generar entusiasmo y atraer inversiones millonarias a la compañía.
Sea cierta o no esta versión, lo cierto es que la salida de Altman es un golpe para OpenAI. También es un duro revés personal para el que fuera su principal líder y cara pública.
Altman dijo en Twitter que disfrutó su tiempo en la empresa y le entusiasmó «trabajar con gente tan talentosa». Pero no ahondó en las razones de su despido.
Mira Murati toma el timón como CEO interina
Tras la salida de Altman, la junta directiva de OpenAI eligió como nueva CEO interina a Mira Murati, quien se desempeñaba hasta ahora como directora de Tecnología. Murati también formaba parte del equipo directivo.
Murati, de 34 años, es ingeniera mecánica de formación. Antes de unirse a OpenAI en 2018, trabajó en Tesla en el desarrollo de vehículos autónomos. Según OpenAI, tiene el conjunto de habilidades perfecto para manejar la transición, dado su profundo conocimiento de la compañía.
De hecho, Murati jugó un papel clave en el desarrollo de ChatGPT y en cerrar la alianza tecnológica con Microsoft. Ahora tendrá la titánica tarea de tomar el timón de OpenAI en medio de la tormenta desatada por el despido de Altman.
Microsoft, entretanto, ratificó su compromiso de largo plazo con la empresa de inteligencia artificial en un comunicado. La compañía fundada por Bill Gates ha invertido unos 10.000 millones de dólares en la firma de IA.
Sea cual sea el impacto final de esta controversial decisión, es innegable que marca el fin de una era para OpenAI. La salida de Sam Altman cierra el capítulo del carismático fundador y abre una nueva etapa liderada por Mira Murati. El futuro dirá si la compañía puede seguir innovando en IA sin la figura que le dio visión y rostro ante el mundo.