Mientras la escasez de agua se agrava en todo el mundo, comunidades en Asia, África y América Latina están recurriendo a una antigua técnica para obtener este recurso vital: la cosecha de agua, que consiste en recolectar y almacenar el agua de lluvia o de fuentes naturales como ríos y lagos. Si bien se practica desde hace miles de años, hoy cobra mayor relevancia frente al cambio climático y la creciente demanda.
Una solución basada en el conocimiento ancestral
Según la ONU, 2 mil 200 millones de personas viven en países con estrés hídrico. Para 2050, al menos una de cada cuatro personas, probablemente viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. La cosecha de agua ayuda a reducir la dependencia de fuentes sobreexplotadas.
Implementación a escala masiva
En Rajastán, India, se recolectaron 11 mil millones de litros de agua en 2020 gracias a iniciativas comunitarias de cosecha. En Kenia se instalaron 7 mil sistemas de captación en escuelas. Estos sistemas proporcionaron agua potable a más de 300 mil estudiantes y ayudaron a reducir la incidencia de enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea. Bolivia, por su parte, planea implementarlos en 100 mil hogares para 2025; mientras que proyectos similares se observan en México, Brasil, Namibia y China.
Beneficios ambientales y sociales
La cosecha de agua tiene impactos positivos tanto ecológicos como sociales: ayuda a recargar acuíferos, reduce la erosión del suelo y la contaminación, promueve la biodiversidad y disminuye emisiones por transporte de agua.
Además, mejora el acceso al agua potable, reduce costos y estimula la participación comunitaria. Según la FAO, invertir en ella genera una relación costo-beneficio de 2 a 24 dólares por cada dólar invertido. Esto significa que, por cada dólar gastado en sistemas de cosecha de agua, se pueden recuperar entre 2 y 24 dólares. La FAO ha encontrado que los sistemas de cosecha de agua pueden ayudar a aumentar la producción agrícola, mejorar la seguridad alimentaria y reducir la pobreza. Los sistemas de cosecha de agua también pueden ayudar a proteger el medio ambiente al reducir la necesidad de riego con agua subterránea.
Frente a la crisis hídrica global, esta solución ancestral cobra renovada relevancia. Con apoyo técnico y políticas adecuadas, la cosecha de agua se perfila como una pieza clave para construir comunidades más sostenibles.
La cosecha de agua: una solución creciente ante la escasez del líquido en Latinoamérica
Según un informe de 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un tercio de la población de América Latina, alrededor de 166 millones de personas, no tiene acceso a agua potable segura. Sin embargo, un enfoque innovador conocido como «cosecha de agua» está ganando terreno en la región.
En las zonas rurales y urbanas, la cosecha de agua, que es la recolección y almacenamiento de agua de lluvia, está surgiendo como una solución viable para abordar la escasez de agua. La FAO publicó un informe en 2021 titulado «La cosecha de agua: una solución al cambio climático y la seguridad alimentaria». El informe encontró que, en 2019, había más de 50 mil hogares en América Latina que utilizaban técnicas de cosecha de agua. Estos hogares se encontraban principalmente en países como Brasil, Colombia, Guatemala y México.
«La cosecha de agua no sólo proporciona una fuente de agua, sino que también tiene el potencial de mejorar la seguridad alimentaria y contribuir a la resiliencia al cambio climático», dice Alicia Bárcena, ex secretaria ejecutiva de la CEPAL.
En México, por ejemplo, la organización no gubernamental Isla Urbana informó que instaló más de 20 mil sistemas de cosecha de agua en la Ciudad de México en 2020. Estos sistemas pueden recolectar un promedio de 200 mil litros de agua de lluvia por año, lo que ayuda a mitigar la escasez de agua en la ciudad. En Brasil, el programa «Cisternas», que fue lanzado en 2003, ha construido más de 1 millón de cisternas en la región semiárida del país, proporcionando acceso a agua potable para 5 millones de personas.
A medida que la crisis del agua se intensifica en la región, más países están recurriendo a la cosecha de agua. En vista del éxito que han demostrado estas iniciativas, la expectativa es que la adopción de estas técnicas se expanda aún más en los próximos años.