Aunque la población de América Latina y el Caribe equivale solamente al 9 por ciento del total mundial, en la región se registra más del 30 por ciento de los homicidios ocurridos en todo el planeta, según señalan informes del Banco Mundial. Y las cifras aportadas por la organización Insight Crime, en su Balance Anual de Homicidios de 2021, revelan que todos los países del área han visto un aumento de los asesinatos dentro de sus fronteras.
Entre los factores que resultan comunes en todos los países de la región y que impulsan el fenómeno se pueden señalar acertadamente la pobreza, la extrema desigualdad reinante, la elevada disponibilidad de armas debido a tradicionales conflictos violentos o a la presencia de bandas criminales y, de manera destacada, la impunidad, que a juicio del investigador de las ciencias sociales de la Universidad Nacional de México, Héctor Hernández Bringas, propicia “un terreno fértil en el que las débiles o ausentes respuestas institucionales fomentan el incremento de los niveles de homicidio”.
En Panamá el año 2021 destacó por una tasa de 12.8 homicidios por cada 100 mil habitantes. Mientras que entre enero y julio del 2022 se registraron en el país 231 homicidios, para un promedio de 33 mensuales, según establecen las cifras del Sistema Integrado de Estadística Criminal (Siec). Colón, el distrito de San Miguelito, Panamá Oeste y Panamá Este se llevan las palmas como las regiones donde se registra la mayor cantidad de casos.
Resulta notable que la permanencia de los funcionarios en sus cargos no dependa de criterios de efectividad ni de logros alcanzados, al punto que ni siquiera se esfuerzan en buscarse excusas que no resulten tan simplistas como las que esgrimen. Tal como las del encargado de la seguridad pública, que culpa a “la maldita droga” y a las peleas de las bandas criminales “por el control de la droga” y justifica la alta criminalidad callejera con aquello de que “la ley entre ellos es una sola y el perdón no existe”.
La inseguridad se ha tomado, hace mucho, las calles; y la ciudadanía recibe como respuesta solo una fanfarria de excusas que más bien suenan como el eslógan de una mala película. ¿Que a un funcionario no se le exijan responsabilidades por su pobre desempeño no es una variante de impunidad?