EL martes 12 de octubre, es día de fiesta nacional en España para celebrar el «descubrimiento» de América, atribuido a Cristóbal Colón en 1492.
Pero en México las autoridades prefieren hablar del «Día de la Nación Pluricultural», el mismo en el que hace un año se retiró la estatua del almirante genovés de la plaza que lleva su nombre en la capital, tras amenazas de activistas de que sería derribada.
Sobre el pedestal vacío, grupos feministas erigieron la silueta de una mujer con el puño levantado hacia los rascacielos de vidrio y acero del Paseo de la Reforma, espejo del capitalismo mexicano.
Las manifestantes rebautizaron ese punto como «lugar de mujeres en lucha».
La efigie de Colón debe ser reemplazada por una réplica de «la mujer de Amajac» de la cultura olmeca, descubierta en enero pasado, anunció este martes la alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, copartidaria y amiga cercana del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO por su acrónimo.
Representa particularmente a las mujeres indígenas, «su lucha y lo que significan en la historia de México», agregó Sheinbaum, nieta de judíos que abandonaron Europa del Este en el siglo XX.
Aunque la estatua de Colón, de seis metros de altura y erigida en 1877, está siendo restaurada, «no puede regresar a su lugar», señaló a la AFP el historiador y antropólogo Federico Navarrete.
«Tratar de imponer esa narrativa colonialista, racista (…), ya no tiene sentido», añadió.
Pero la obra del escultor francés Charles Cordier tampoco puede desaparecer de la memoria colectiva. Debería ser reubicada en el elegante distrito de Polanco, según decidió el Comité de Monumentos de Ciudad de México.
«El gobierno entretiene a la galería. ¿Cómo el hecho de que retiren o devuelvan la estatua de Colón mejorará la vida de los mexicanos?», afirma indignada Ana Luz Trejo Lardo, durante una visita al Museo de Antropología.
«Indigenismo estatal»
México conmemoró este año el bicentenario de su independencia y 500 años de resistencia indígena, como también se llama a la conquista en este país.
Con motivo de esos aniversarios, López Obrador reiteró su pedido de «perdón» a España y al Vaticano por los excesos contra los «pueblos originarios» tras la conquista.
El papa Francisco habló de los «pecados» de la Iglesia en México, en una carta al episcopado leída por el presidente durante los festejos de la independencia, el 27 de septiembre.
Francisco también aludió a «acciones que más recientemente» afectaron el «sentimiento religioso» en México, donde la Iglesia está sacudida por casos de pedofilia como en muchos países.
En cambio, el gobierno español de Pedro Sánchez (centroizquierda) guardó silencio en Madrid, donde la derecha se desató contra AMLO.
«No voy a engrosar las filas de los que piden perdón», aseveró el exgobernante español José María Aznar (1996-2004), que se burló del nombre castellano del líder mexicano.
«Andrés por los aztecas; Manuel por parte de los mayas; López es una mezcla», ironizó entre risas de dirigentes del Partido Popular (PP) el 30 de septiembre. AMLO se abstuvo de responder.
Estas controversias, sin embargo, no hacen temblar los cimientos de otro monumento en el Paseo de la Reforma, la torre del BBVA, el banco español que domina en gran medida el mercado mexicano. España es el cuarto socio comercial europeo de México detrás de Italia, Alemania y Francia, aunque lejos de Estados Unidos y China.
No obstante, el gigante eléctrico español Iberdrola podría sufrir por una reforma del sector de AMLO, que pretende reservar 56% del mercado a la Comisión Federal de Electricidad (CFE, estatal).
Disculpas con hechos
En nombre de la «reconciliación histórica», López Obrador también pidió perdón a los pueblos mayas y yaquis, víctimas de «crímenes de Estado» bajo la dictadura de Porfirio Díaz (1884-1911).
Estas expresiones «son una extensión del indigenismo del Estado. Siempre se han utilizado estos fenómenos y simbolismos, aunque en los hechos hay proyectos que afectan a pueblos indígenas como el Tren Maya», señaló a la AFP Yásnaya Aguilar, lingüista y escritora indígena.
Se refiere a un tren turístico que impulsa López Obrador en la Península de Yucatán. En mayo, las comunidades presentaron denuncias contra empresas por fraude y violaciones de derechos humanos.
El fondo nacional de turismo (Fonatur) tuvo que rescindir su contrato con una compañía involucrada. «El perdón no servirá de nada si no hay un cambio en esas políticas y prácticas que afectan tanto a las comunidades indígenas», concluye Navarrete.