El camino compartido

“Una nación cosmopolita necesita valores con los que todos estén comprometidos”, nos advierte atinadamente Anthony Giddens en su obra La tercera vía.

Y nunca como ahora resultó más oportuno el señalamiento. Porque si antes era indispensable, ahora- inmersos como estamos en un escenario globalmente crítico- el accionar del país integrado en torno a una serie de ideales y metas comunes es lo que nos permitirá superar los escollos y llevar a cabo un más rápido y efectivo proceso de recuperación nacional.

Las diferencias de opiniones y los criterios adversos son elementos comunes en una sociedad democrática: y entre más integrantes tenga la misma, mayores serán las diferencias. Sin embargo, en épocas de crisis, en los momentos en que las nubes negras cubren por completo el horizonte, resulta crucial echar a un lado las rivalidades y establecer unos pocos puntos compartidos que nos permitan trabajar en equipo, salir del hueco y avanzar para superar el desastre.

Mucho tiempo antes de la pandemia, la descalificación y la diatriba dominaban poderosamente la opinión pública hasta casi envenenarla: para muestra el botón que ofrecen las redes sociales. Es hora de cambiar esa situación que resulta insostenible además de nociva en el escenario actual. Necesitamos apaciguar los odios, establecer un debate constructivo y armar una hoja de ruta basada en objetivos de desarrollo común cuyos beneficios sean compartidos por todos los ciudadanos.

Que una serie de metas comunes de las que se derive el bienestar compartido sea el norte de la brújula nacional en estos momentos. De eso depende el futuro.

 

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