La mentalidad de un individuo es la expectativa que el mismo tiene sobre su propio potencial y desempeño. Es una construcción mental asentada sobre cualidades que se cree poseer o no, como la inteligencia, el valor, la creatividad y el talento, entre muchas otras. De la mentalidad depende, entonces, el éxito o el fracaso individual.
Pero, así como de la suma de los individuos resulta la conformación de una comunidad, así mismo la suma de las mentalidades deriva en la estructuración de una mentalidad comunitaria y aún de una mentalidad nacional, de la cual dependerá el destino del país.
Si hay algo que debemos agradecerle a la pandemia del covid-19 es el descomunal empujón dado para establecer definitivamente la revolución digital: vivimos ya inmersos en un proceso de constantes cambios tecnológicos que antes sólo eran imaginables en las historias de ciencia ficción. La inteligencia artificial, el big data, el blockchain- por decir algunas- son tecnologías en uso en la actualidad y que le están dando una nueva cara al comercio, al servicio de salud, a la gestión bancaria y a muchísimas actividades más.
La dinámica del mercado está alineada a la tecnología y, por tanto, impulsada por la innovación y la creatividad: nuevas demandas surgen constantemente e inmediatamente surge la respuesta tecnológica para satisfacerla.
En medio de este escenario palpitante, la nación requiere de una nueva mentalidad. Si queremos integrarnos a la realidad en curso y lograr meternos a la carrera del desarrollo nacional, hemos de abandonar la actitud consumista de recursos, conocimientos y tecnologías y convertirnos en generadores de los mismos. No podemos continuar soñando con una prosperidad dependiente de las actividades y los recursos de siempre, de espaldas a las oportunidades que la revolución tecnológica global ofrece.
Tenemos el Canal, se leía recientemente en las redes sociales, pero jamás hemos fabricado un remolcador. Comentario demoledor que retrata la realidad nacional y la urgencia de construir la mentalidad exigida para prosperar en el mundo después de la pandemia del coronavirus. Un mundo donde el valor y la riqueza se mueve hacia los creadores de soluciones y oportunidades.