Las últimas cifras nacionales revelan que ayer martes se sumaron 4 mil 574 nuevos casos de contagios a los registros sanitarios del covid y, además, 41 nuevas víctimas fatales.

Durante los pasados siete días las cifras han alcanzado niveles alarmantes. Esta semana han muerto un promedio de 43 personas por día y los nuevos casos se han sumado a razón de 3 mil cada 24 horas.

Ante estadísticas tan sombrías, reina entre la ciudadanía la angustia y la incertidumbre porque quienes “lideran” el sistema de salud parecen moverse entre la ausencia de una clara estrategia respecto a la pandemia y la improvisación repetitiva. Ni siquiera el tema de las vacunas ha resultado distinto: reina un absoluto hermetismo y la ciudadanía desconoce la fecha exacta en que serán recibidas para iniciar el proceso de aplicación de las mismas.

En lo que si están claros y persisten los que manejan el barco estatal es en el absurdo con el cual nos sorprenden durante los momentos más inesperados. Porque absurdo, por decir lo menos, resulta la rapidez con la cual resuelven el asunto de los semáforos citadinos mientras en los asuntos urgentes la velocidad no es requisito exigido.

El personal médico lleva a cabo su labor trabajando con las uñas, como se dice en el argot popular, sin insumos y muchos de ellos sin cobrar sus salarios durante meses. Las noticias de falta de camas en las salas hospitalarias y en las unidades de cuidados intensivos son ya demasiado frecuentes.

Por otra parte, un segmento demasiado numeroso de la población ha ingresado a las filas del desempleo y está próximo a sufrir una segunda cuarentena carente de cualquier tipo de ayuda financiera que le permita sobrellevar los rigores del nuevo encierro sin verse empujado al hambre y la desesperación.

Es momento de hacer un alto y conectarse con la realidad ciudadana. Establecer un pequeño grupo de prioridades que se haga eco de las expectativas populares y que procure el bienestar general. Esa lista, si se tomara alguien la molestia de confeccionarla, seguramente estaría encabezada por el tema de las vacunas, que es la urgencia número uno en medio de tanta incertidumbre y angustia nacional.