Consuelo Tomás Fitzgerald ha ganado la versión 2020 del premio municipal de poesía León Antonio Soto que patrocina la alcaldía de Panamá con la obra “Breve recuento de sucesos”, “un recuento duro de nuestra vida, de nuestro país como nación, desde lo individual y lo colectivo”, nos ha dicho la triunfadora tras conocerse el fallo.
Hemos conversado con ella la mañana de este sábado y explica que se trata de un libro construido hace unos cuatro años , que estaba dando vuelta por ahí y que “cada vez que lo abría, lo corregía, pero cuando uno quiere cerrar algo tiene que enviarlo a concurso para superar el deseo latente de corregirlo”, en una especie de reafirmación a aquello que García Márquez llamaba “la tentación del escritor”.
Es el séptimo galardón que obtiene la laureada poetisa después del alcanzado en 1979 en el IPEL, el Gustavo Bastita en 1992, Poesía y cuento en el Ricardo Miró de 1994, otra mención de este premio en 2003, y en 2009 obtuvo el Miró de Novela con “Lagrimas de Dragón.
El fallo que premió a Consuelo se conoció la tarde del viernes último tras la deliberación de un jurado integrado por los escritores Héctor Collado, Martin Testa y David Robinson. Luego de evaluar 70 trabajos entregados acordaron Otorgar el primer premio por decisión unánime a BREVE RECUENTO DE SUCESOS, con seudónimo” Demonio Cuaternario”, que corresponde a Consuelo Tomas Fitzgerald, “Por la manera como el autor construye su discurso de forma cordial y desde la inteligencia de su trabajo con una sensibilidad extraordinaria, expresada con suficiente conocimiento del lenguaje del género poético que revela sus preocupaciones externadas. Aquí se muestra un poeta pensando”.
En “Breve recuento de sucesos” describe las agresiones internas y externas que ha sufrido el país, contra las que ha luchado su sociedad y el agotamiento que deja. Pero más allá del cansancio “hay una propuesta -nos dice- de volver a la organización colectiva, porque lo colectivo es la suma de lo que hacemos los individuos, por sí solo poco podemos”.
“Es la propuesta del alguien que ya está viejo y que se va a morir viendo como el país se aproxima al abismo”; “Es como un reconocer lo bueno y lo malo de toda esta historia y pretender que tenemos salvación “ declara preocupada la autora de “En el semáforo hay un Supermercado”, entre otras obras.
Progresista de convicciones, Consuelo Tomás rememora las batallas sociales de las que ha hecho parte como quien mira para atrás pero no renuncia al sueño, a la fuerza vital que, en algunos momentos de la vida, hace de los principios y la lucha el factor movilizador de generaciones enteras.
En su caso hubo espacio para la canción social. Integró junto a Jaime Porcel, Pablo Contreras y Cecilia Echeverría (es posible que olvide a alguien) el conjunto Demetrio Herrera Sevillano, e hizo parte del Frente de Trabajadores de la Cultura, entre otras organizaciones que florecieron en los años 70 y 80 del siglo XX.
“De alguna manera a parte de mi generación, nos tocó la transición de poetas muy aguerridos en esa materia, y pasar a un país que debía verse como soberano y dueño absoluto, -sostiene, pero advierte que “en el camino algo se quebró”. Mi generación está muy consciente de eso, pero hemos tratado de seguir peleando de alguna manera, y no dejándonos cooptar. Las antiguas consignas ya no nos sirven, faltan nuevas, inclusivas, dialogantes… “no se si eso se logre, o si cada uno seguirá en su lado de la cancha”, estima.
El segundo lugar premiado correspondió al trabajo titulado “EL INÚTIL PREMIO DE LA INMORTALIDAD, con seudónimo Aldebarán, que corresponde a Manuel E. Montilla” por “el manejo que los retruécanos utilizan para jugar con el poemario, además de que los inciertos deambulan en una evocación de caminos liricos.”. Porfirio Salazar obtuvo el tercer premio con “Cancionero de la mala ausencia”, “un poemario que fluye como nostalgia y riachuelo, fresco y tierno. Hay oficio en esta voz poética que defiende la vida”, firmado con el seudónimo Virgilio.(JBV)
