Historias de inmigrantes: España un país donde se busca un sueño

Vargas Llosa, en una entrevista, en el año 2015, señaló “quienes emigran viven en el horror, pero descubrieron que hay naciones aparentemente seguras y libres. Sueñan con la serenidad, con trabajo. Más que preocuparnos de cómo rechazarlos, deberíamos crear las condiciones para no empujarlos al exilio. Sino lo hacemos, el mundo vivirá una violencia indescriptible”. La inmigración tiene sus aspectos positivos y negativos como todo problema social, lo importante es el enfoque, y como cada país logra a través de sus políticas públicas atender a quienes emigran, siempre valorando el respeto al Estado de Derecho y al respeto a los derechos humanos.

Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas en el 2019 señala que Europa y los Estados Unidos, son las regiones que más migrantes reciben, India México, China y Rusia, los países que más personas abandonan, siendo los hombres quienes ligeramente emigran más que las mujeres. El número de migrantes internacionales a nivel global ascendió en la actualidad a 272 millones de personas, un registro indica un incremento de 51 millones de personas desde el año 2010.

De acuerdo a la ONG, española Ayuda en Acción, según un informe publicado por la Secretaría de Estado de Migraciones a finales de 2018, entre las 10 nacionalidades de extranjeros residentes en España más numerosas se encuentran siete europeas: Rumanía, Reino Unido, Italia, Bulgaria, Alemania, Portugal y Francia. Solo tres nacionalidades no son europeas: Marruecos (segunda comunidad con más número de migrantes), China y Ecuador. Según este informe, los residentes en España comunitarios suponen el 60,4% del total y los extracomunitarios son menos del 40%.

El ir a España, además de lo placentero que es visitar tantos lugares fabulosos como el Museo del Prado, El Palacio de la Zarzuela, la Estación del Tren de Atocha, La Puerta del Sol, la Fuente de Cibeles, tomarnos un chocolate caliente con churros en la Chocolatería de San Ginés y para todo amante del fútbol visitar en la Castellana el Estadio Santiago Bernabeu. Visitar la tierra Ortega Gasset, siempre es un viaje de aprendizaje, de conocer la realidad de los pueblos del mundo. Recorrer las calles de Madrid, converger con personas de distintas nacionalidades, permite saber que España no solo es un país para hacer turismo, sino que además es una Nación que muchos tienen como una opción para emigrar. Para muchos latinoamericanos, España es una opción para vivir, algunos con la esperanza de una mejor calidad de vida, de tener acceso a un mejor bienestar. Tiempo atrás leí una obra de Mario Vargas Llosa, donde recopila varios de sus artículos de opinión, en uno de los artículos, el Premio Nóbel de Literatura, quien desde hace años reside en Madrid, narra que al ser invitados por unos amigos a una finca de La Mancha conoció una pareja de conciudadanos que trabajaban limpiando la casa donde se hospedaba. Para llegar a su destino final lo hicieron de manera irregular, al negárseles el visado en el Consulado de España en Perú, esa pareja tuvo que viajar a Italia y atravesar los Pirineos caminando y sufrir toda clase de penurias hasta llegar a su destino final llegar a tierras españolas en busca de mejores días. Hoy, al viajar España no solo te encuentras con amigos que han decidido emigran y vivir en las tierras de Cervantes, sino que además te puedes encontrar con panameños y panameñas realizando una maestría o un posgrado, pero a la misma vez puedes encontrarte con miles de hermanos latinoamericanos trabajando en diversas actividades de servicios (meseros, trabajadores manuales, taxistas, trabajadores agrícolas, trabajadores de la construcción, médicos, ingenieros.  Cada vez que visito Madrid, o alguna otra ciudad de España, voy escuchando las historias de cada uno de esos ciudadanos, quienes con nostalgia, cuentan cómo fue que emigraron.

Hace poco en una estación de tren, camino a La Coruña, un venezolano me contaba su pericia de explorar cada ciudad de España y Portugal, buscando un lugar donde enviar a sus hijos a estudiar. Los pocos ahorros que tenía, eran la inversión pensando en darle a sus hijos un mejor hogar, ante las penurias que viven miles de venezolanos bajo la tiranía del gobierno de Nicolás Maduro. En el Aeropuerto de Barajas, en otra ocasión mientras esperaba el correr de las horas para movilizarme a Atocha para abordar un tren, quedé viendo y analizando a todas las personas que pasaban a mi alrededor. En esas horas de tránsito, observé las caras de cada persona; como bien dice nuestro cantautor Rubén Blades, en esas horas pude ver “las caras orgullosas que trabajan, las caras de personas que buscan un mejor mañana de esperanza y de libertad. Las caras de trabajo y de sudor, de gente trabajando, buscando un nuevo camino, que están siempre orgullosas de su herencia y de ser latinos.” Lejos de sus tierras, de sus amigos, de sus padres o hijos, buscando construir un mundo mejor.

En una ocasión me encontré una señora de Colombia, quien me ayudó a como hacer el trasbordo para llegar a la Estación Callao. La amabilidad y la hermandad siempre presente. Otro recuerdo de estas historias, fue hace once años atrás. Me hallé con otras dos personas que parecían de Ecuador. A una de ellas le escuché decir que había llegado por primera vez a Madrid, le preguntaba a su compañera de viaje como llegar a su nuevo hogar, buscando un su sueño por mejores días.

Al llegar a la Estación de Atocha, tratando de  escoger una cafetería, conversé con un dominicano, deduje su nacionalidad al escuchar su acento, al atenderme le pregunté de quisqueya, a lo que mi interlocutor respondió que así era,  y me replicó usted es cubano, le respondí que no, soy panameño. De inmediato mi interlocutor y yo entablamos una conversación de lo cerca que están nuestras naciones, y que en el 2005 estuvo en Panamá, representando a su país en un torneo de béisbol. Empezamos a hablar del deporte que nos apasiona “el béisbol”, de la pelota rentada en los Estados Unidos, del talento de Mariano Rivera y del incondicional poder de Alex Rodríguez hasta del talentoso jugador de los Cachorros de Chicago, el dominicano Alfonso Soriano. Fue una conversación amena, entre mi emparedado y una coca cola.  Lo triste de nuestra conversación fue cuando me contó: “yo tenía talento y esperaba ser firmado por un equipo de las Grandes Ligas, pero una lesión me trunco mi sueño, míreme ahora soy un mesero en España”.

Así como ellos en nuestro país, en los Estados Unidos y otros lugares de este planeta miles de personas emigran buscando una mejor vida. Esta es la historia de miles de inmigrantes, que lo dejan todo buscando un sueño.

El autor abogado.

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