‘Vivo sin patria por exigir justicia al régimen de Daniel Ortega’

Miguel Mendoza Urbina es un periodista Nicaragüense que fue declarado por el régimen de Daniel Ortega como “traidor a la patria”, inhabilitado de forma perpetua para ejercer la función pública en nombre del servicio del Estado de Nicaragua, así como ejercer cargos de elección popular.

Lo condenaron a 10 años. ¿Pero cuál fue el delito cometido por el periodista? Denunciar, a través de su plataforma digital, los asesinatos, detenciones arbitrarias y toda clase de vejámenes en contra de la población nicaragüense, hechos que han sido declarados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como violaciones graves a los derechos humanos, configurando potencialmente dichos actos “crímenes de lesa humanidad”.

La situación actual en Nicaragua es devastadora. La comunidad internacional ha llamado a tomar medidas urgentes para abordar las violaciones a los derechos humanos y restaurar un estado democrático. Sin embargo, el régimen continúa operando con impunidad, consolidando su poder mediante tácticas represivas que desmantelan cualquier forma de oposición o crítica.

Desde las protestas de abril de 2018, que surgieron en respuesta a reformas al sistema de seguridad social en Nicaragua, el gobierno ha llevado a cabo una represión brutal que ha resultado en más de 350 muertes, miles de heridos y un sinnúmero de detenciones arbitrarias. La respuesta estatal incluyó el uso excesivo de la fuerza, torturas, y la criminalización de activistas, opositores políticos, periodistas, y críticos al régimen.

Ortega iba en contra de mis principios, de mi formación, de mis valores. Estaba matando a la gente solo por ser sus adversarios. Siempre fui un periodista deportivo, pero también tocaba temas políticos y a menudo era crítico del régimen«.

La noche del 9 de febrero de 2023, un total de 222 presos políticos fueron desterrados por el régimen de Daniel Ortega y enviados a Estados Unidos. Nadie les dijo nada y no tenían idea hacia dónde iban. Los metieron en un avión que, a las tres horas, estaba aterrizando el Washington. A todos les suspendieron sus derechos ciudadanos “de forma perpetua”.

Entre los desterrados iba Miguel Mendoza Urbina, un periodista nicaragüense dedicado al mundo deportivo, durante más de 30 años, pero que, a partir del 2018, empezó a utilizar su plataforma digital, que fue lo único que le quedó, luego de que cerraran todos los medios independientes. La utilizó para hablar de lo que estaba ocurriendo en Nicaragua: La violación de los derechos humanos, los asesinados, la represión en contra de estudiantes y de personas de la tercera edad, según declara.

El periodista Miguel Mendoza es invitado a hablar de la situación de su país en la Columbus University.

 A partir de ahí, se convertió en un crítico acérrimo del régimen de Nicaragua. Fue perseguido y le robaron todo, hasta que lo capturaron el 21 de junio del 2021. Lo secuestraron en un oleaje de captura a gente que estaba retando a Ortega. Fue uno de los periodistas que pasó casi dos años preso, 597 días en total.

Mendoza ha sido galardonado en diversas ocasiones en su país por su labor periodística; el año pasado le otorgaron una premiación especial en los prestigiosos premios María-Moors Cabot, como un reconocimiento al periodismo independiente en Nicaragua.

Nacido en Managua, la capital de Nicaragua, hoy tiene 54 años y desde el año pasado retomó su carrera, ya en libertad en Estados Unidos, donde produce programas y contenidos en sus redes sociales.

¿Cómo era su vida antes del 2018, cuando se dio la revolución social en Nicaragua?

Era una vida de periodista deportivo, narraba béisbol y boxeo; hacía programas, tanto de radio como de televisión y creaba contenidos en mis redes sociales. Trabajé durante 18 años en Canal 2, que después fue comprado por Rosario Murillo, esposa de Ortega; siempre trabajé en medios de comunicación importantes, por lo que era conocido y cuando se da la rebelión ya tenía un nombre; más gente me empezó a seguir en mis redes sociales, y estas se volvieron grandes, lo que incomodó al régimen.

¿Por qué decidiste irte contra Daniel Ortega, y no a favor de él?

Porque Ortega iba en contra de mis principios, de mi formación, de mis valores. Estaba matando a la gente solo por ser sus adversarios. Siempre fui un periodista deportivo, pero también tocaba temas políticos y a menudo era crítico del régimen; jamás he sido simpatizante de una ideología que ha llevado a Nicaragua a la muerte, exilio, persecución, confiscación y cuando se dan los ataques a los jóvenes, sentí que mi compromiso era contar lo que estaba sucediendo…no me podía quedar callado.

Cuando empecé mi plataforma, solo tocaba temas deportivos y la gente empezó a reclamarme el porqué no estaba publicando nada sobre los muertos; y luego decido convertir mi espacio en una plataforma de denuncias, obviamente, jamás a favor de Ortega, pues estar a favor de él, es estar en contra de la naturaleza del ser humano.

¿Fue ahí donde cambió usted su rumbo periodístico­?

Exacto, aunque siempre me ha encantado opinar sobre política. Yo trabajaba en un programa que era de deportes, pero tenía mucha carga política, pues además del tema principal, también me refería a la situación de Nicaragua.

Era un programa privado que se transmitía en un medio de comunicación en el que el dueño del espacio, nos permitía hablar con libertad de todo lo que estaba pasando en Nicaragua y yo, pues, opositor de siempre, hacía mis críticas sobre la situación con la que nunca estuve de acuerdo.

¿Dónde estaba Miguel? ¿Qué hacía ese día, cuando se dieron los primeros asesinatos de los estudiantes?

Eso fue el 18 de abril de 2018. La convocatoria se produjo, porque habían golpeado a unos adultos mayores. Todo empezó por una reforma al Seguro Social.  Le querían robar la pensión a los jubilados.

Hubo una marcha de los adultos mayores en la ciudad de León, la cual fue atacada por simpatizantes sandinistas. Los manifestantes fueron golpeados sin piedad por gente adepta al régimen.

Luego de eso, en la tarde, se convocó a una concentración en Managua en un lugar que se llama Camino de Oriente y, de la misma manera, los manifestantes fueron golpeados; hubo represión en Camino de Oriente y en la Universidad Centroamericana. Tuve mucho pesar por no haber estado ahí.

 El 20 de abril, yo estaba normal en la radio, haciendo lo que hago, o sea, periodismo deportivo, pero la carga de las noticias que debíamos dar era tan grande…  Hubo un reporte del fin de semana de 63 jóvenes asesinados. No lo podía creer: ¡habían matado a 63 jóvenes en tres días! Vi las imágenes en redes sociales y quedé impactado.

La gente se tiró a la calle, ahí sí estaba yo. Presencié cuando ocuparon el estadio y lo convirtieron en un cuartel, ahí colocaban a integrantes de la policía, a los antimotines. Denuncio en mis redes sociales que ya se estaban preparando y que se estaban abasteciendo para ir a atacar a la gente… esa fue la primera publicación que me causó problemas, pero no dejé de hacer las denuncias.

¿Cuál era su expectativa a raíz de los acontecimientos de abril del 2018? ¿Esperaba algún cambio?

La gente estaba exigiendo un adelanto de elecciones, nadie se iba de las calles; fueron tres meses consecutivos de marchas; tenía grandes expectativas de que se lograra el adelanto de las elecciones.

Sí, había un ambiente positivo, parecía que se iba  a lograr algo, pero no pasó mucho tiempo para darnos cuenta de que el diálogo era un truco usado por Daniel Ortega para reagrupar su fuerza, armarla, y empezar a desatar una matanza que todos recordamos con dolor; en el diálogo hicieron ver como que ellos estaban interesados en mediar, buscaron a la iglesia católica para que sirviera como mediadora en ese diálogo en el que al principio creímos, pero lo que hizo el régimen fue utilizarlo para hacerle creer al pueblo una cosa, pero en secreto estaba armando a sus militares, entrenándolos para luego dar la orden y empezar a cazar a gente que se había levantado.

¿Qué hizo tan malo para que la dictadura lo odiara tanto? Fue condenado a 10 años de prisión…

No hay que hacer nada malo para que la dictadura lo odie a uno, simplemente hay que ser periodista independiente para estar en la mira del régimen. En Nicaragua, quienes hemos sido condenados, encarcelados y desterrados, no hemos hecho nada malo; estamos haciendo las cosas bien, pidiendo democracia, pidiendo justicia, pidiendo que regrese la libertad a Nicaragua. Es un delito hasta postear en contra de la dictadura; en otro país, usted puede criticar el presidente, pero en Nicaragua es un delito. Hoy día no hay una sola persona que en Nicaragua se atreva a hacer una crítica.

Cuéntenos su experiencia en la cárcel de Chipote. ¿Fue torturado?

Psicológicamente, sí. Me detuvieron el 21 de junio de 2021, pasé 72 días sin ver a mi familia; tengo una niña menor de edad y me permitieron verla al año y medio de estar encarcelado. En el Chipote nunca nos permitieron leer la Biblia, imposible; no había un teléfono, nunca había un televisor, también me tuvieron más de 10 meses en lo que llaman una celda de castigo; es una celda chiquita, oscura, sin ventilación y únicamente hay un camarote. Me sacaban a cada rato, a cualquier hora y de noche para interrogarme. No podía hablar con los que estaban en las otras celdas. Me tuvieron un mes solo, después empezaron a ponerme con otro compañero. Había mala alimentación y maltratos.

La única vez que nos sacaron de día, fue en septiembre de 2022, para hacernos una foto, como que el régimen estaba dando pruebas de vida a alguien.

Definitivamente, en Nicaragua no hay libertad de expresión. ¿Cuál es el modus operandi de Ortega y su gente para silenciar a los periodistas?

Meterlos presos, perseguirlos. En Nicaragua solo pueden trabajar los que están con el régimen. No hay un solo medio de comunicación abierto, han cerrado emisoras de la Iglesia católica; los grandes medios como 100% Noticias, El Confidencial, Radio Darío; y cerraron La Prensa que es el periódico por excelencia en Nicaragua con casi 100 años de existencia, lo cerraron lo confiscaron y  tuvieron a su gerente general preso y a sus periodistas perseguidos.

En Nicaragua no hay libertad de expresión en lo absoluto. Estamos peor que en Venezuela, porque en Venezuela, por lo menos hay medios de comunicación; y en Cuba, hay periodistas que funcionan. Nosotros no, nosotros en Nicaragua estamos a niveles de Corea del Norte, así de simple.

Recientemente, Miguel, hubo una enmienda a la Constitución de Nicaragua, que amplía el periodo presidencial y que elimina la separación de los poderes ¿cuál es su opinión al respecto?

Es algo que en la práctica ya lo venían haciendo, pues Rosario Murillo manda igual que Ortega desde hace rato. Ellos se han reelegido sin irse a unas elecciones de verdad. Todo lo que escribieron en la Constitución, en la práctica lo han hecho.

A mí me quitaron mi nacionalidad, y a muchos nicaragüenses nos han declarado apátridas. Nos borraron de todo el sistema, nos borraron de Nicaragua, eso fue cuando nos excarcelaron el 9 de febrero del año pasado, y ahora lo hacen ley. Hay centenares de Nicaragüenses que tal vez son familiares de encarcelados, que fueron opositores, participaron en las marchas y no le permiten entrar al país.

Hubo una marcha de los adultos mayores en la ciudad de León, la cual fue atacada por simpatizantes sandinistas. Los manifestantes fueron golpeados sin piedad por gente adepta al régimen«.

Con esa enmienda, ellos lo que quieren es una dinastía como tal, de modo que puedan traspasarse el poder. Antes de las reformas, Ortega era presidente y su mujer la vicepresidente, lo que han hecho con la enmienda, es que ellos pasan a ser copresidente y copresidenta, y si uno de ellos muere, no se elige a nadie más, porque el que queda vivo, termina el período… a la vez, tienen ahora la facultad de nombrar a su sucesor, por lo que ya no tienen el problema constitucional que existía y que no les permitía elegir a sus hijos, entonces ahora pueden nombrar a alguno de ellos como copresidente, que sería el que reemplazaría al que se muera. Entonces, todo ha sido para justificar una sucesión dinástica.

¿A qué te dedicas ahora en Estados Unidos?

Al periodismo. Tengo mis medios, y un canal de Youtube, he hecho crecer mis redes, tengo todas mis cuentas en Tick Tock, en Facebook, en Youtube. Estoy monetizando, estoy sobreviviendo con patrocinios de la gente de mi trabajo. No he dejado de ejercer el periodismo independiente, todos estamos funcionando en el exilio. Somos una piedra poderosa en el zapato del régimen, porque no nos han podido silenciar pese a la persecución.

¿Hay esperanza de libertad en su país? ¿Qué mensaje le desea dejar a sus compatriotas?

Es difícil tener esperanza, es difícil ser optimista, porque el régimen se ha cerrado, ha perseguido a cualquier crítico o a cualquier opositor. La resistencia interna de Nicaragua ha desaparecido, pues no hay ningún país que rompa relaciones con el régimen y eso le da fortaleza desde un punto de vista económico a la dictadura. Es difícil ser optimista, pero creo que tenemos que seguir resistiendo como podamos, con ese sueño de que este sufrimiento se acabará.

Hemos salido de otras, duras como esta. Somos más de un millón de nicaragüenses que hemos sido obligados a estar en el exilio, del 2018 para acá. Estamos hablando de que solo el 10% de Nicaragua somos una fuerza grande, a nivel internacional.

El país está secuestrado, la dictadura tiene secuestrados hasta a sus propios aliados. Hay gente que se creía intocable como magistrados, policías y hoy día están presos, porque dijeron o hicieron algo que no le gustó a la dictadura.

La historia de su hermano Humberto lo dice todo. Fue una figura temida y respetada en la Nicaragua de los ochenta. Cayó en desgracia y enfrentó a la vicepresidenta Rosario Murillo; falleció a los 77 años por complicaciones cardíacas bajo el cautiverio de la pareja presidencial.

Mi esperanza es que ocurra algo interno, porque ellos dependen del dinero que le pagan a sus principales aliados; el día que se acabe la plata, esas bases van a ser perforadas, porque no van a encontrar cómo mantener a la dictadura, que hoy día la mantienen 10 mil hombres que están dispuestos a matar por ellos y a morir por ellos, entre policías y militares… es lo que sostiene el régimen. Todo el país está secuestrado, porque nadie tiene la libertad de hacer su propio negocio, es el más cerrado de todo el continente, más cerrado que Cuba, más cerrado que Venezuela, pero la esperanza es, que si salimos de la dictadura en los años 80, pues vamos a salir de esta también.

El periodista es entrevistado en Estados Unidos, a su llegada a Washington.

Estrategias del régimen para consolidar su control

Cierre de Organizaciones: Desde 2018, más de 3,300 organizaciones de la sociedad civil han sido cerradas forzosamente, limitando el espacio cívico y la libertad de asociación.
Detenciones Arbitrarias: Miles de personas han sido arrestadas sin justificación legal. Muchos enfrentan juicios que no cumplen con las garantías del debido proceso.
Hostigamiento a la Prensa: Al menos 263 periodistas han sido forzados al exilio, y se han cerrado numerosos medios de comunicación, restringiendo severamente la libertad de expresión.
Persecución Religiosa: La Iglesia Católica ha sido objeto de una represión sin precedentes, con detenciones y expulsiones de clérigos que critican al gobierno.

Trabajo realizado con la colaboración del periodista Israel Ramos.

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