Los días de diciembre ponen cada año en el mundo una especie de espíritu, muy especial y místico; los seres humanos suelen dejar a un lado sus diferencias, hay comida, bebida y regalos, principalmente para los niños y las niñas, que esperan el nacimiento del Niño Dios, y la llegada de un señor de larga barba, vestido de rojo en un trineo tirado por renos voladores, uno de ellos, guiando el camino con la nariz roja.
A través de los años, dos preguntas regresan en cada diciembre: ¿De dónde salió la Navidad? ¿Y de dónde salió Santa Claus?
En ambos casos, hay respuestas y explicaciones. Veamos la primera. La Navidad es una festividad asociada con la fe cristiana. De acuerdo con el calendario gregoriano, se celebra el 25 de diciembre cada año. Sin embargo, son muchos los estudiosos que consideran la celebración cristiana como proveniente o de origen pagano e incluso, celebrada por no creyentes o ateos.
El primer indicio de la existencia de la Navidad viene desde los tiempos del imperio romano. Según múltiples estudiosos, en los inicios del cristianismo, había otras celebraciones de la tradición romana que se hacían en los últimos días del mes de diciembre.
Se atribuye a Constantino I, considerado el primer emperador cristiano de Roma, quien instauró el cristianismo como religión oficial del imperio. Su intensión era poner la Navidad (el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo) en una celebración que superara a las que eran las principales fiestas paganas de la época: Las Saturnales; dedicadas a Saturno.
Durante esta fiesta, que podía durar varios días y que iniciaba el 17 de diciembre, se decoraban las casas con plantas, y se hacían regalos. También estaba el Sol Invictus, el dios solar romano, cuya celebración, de acuerdo con el calendario juliano, se daba el 25 de diciembre.
Es así como para numerosos historiadores alrededor del mundo, la Navidad que instauró Constantino I en Roma, fue su respuesta a estas celebraciones paganas; y al igual que en las Saturnales y el Sol Invictus, había fiestas, hogares adornados, abundante comida y regalos.
En cuanto a Santa Claus, hay innumerables versiones acerca de su origen. El personaje está inspirado, entre otros, por San Nicolás, obispo de Mira, una ciudad romana conocida hoy como Turquía, a quien se le atribuyeron poderes de sanación.
También se le asocia con Odín, dios nórdico que en las noches de finales de diciembre surcaba el cielo entregando recompensas a los justos y castigo a los malvados. Otro personaje al que se asocia la creación de Santa Claus es Papá Noel, inspirado en tradiciones folclóricas europeas, entre ellas Mukulás en Hungría y Sinterklaas en Irlanda del Norte.
Santa Claus tomó muchas formas en numerosas ilustraciones, aunque en casi todas se mantuvo al hombre de larga barba blanca, el traje rojo y una bolsa repleta de regalos. No fue hasta el año 1930, cuando la empresa Coca Cola contrató a Haddon Sundbloom, pintor estadounidense de origen sueco, para que creara un personaje carismático, simbólico y que además, fomentara la ilusión en los niños.
Sundbloom dejó la imagen con la que sería conocido Santa Claus por todo el mundo, con sus enormes mejillas rojas y su sonrisa de bondad y ternura, enamoró a grandes y chicos, dejando de ser alguien disfrazado con el traje, convirtiéndolo en una realidad.
Y desde hace más de 90 años, la Navidad y el Santa Claus de Sundbloom constituyen las imágenes que mayor arraigo tienen en la celebración del nacimiento del Niño Jesús, y en la tradición de regalar alegría y muchas sonrisas en todos los seres humanos.