La histórica relación entre el presidente Mulino y el ex presidente Ricardo Martinelli está en un punto crítico, situación que pone en peligro la estabilidad del país, que no se lo merece. ¿Quién gana con un eventual rompimiento entre Mulino y Martinelli? La lógica indica que los enemigos políticos de ambos, quienes han visto la coyuntura para atizar el conflicto. El problema es mayor, porque en juego está la economía del país y el desarrollo de la sociedad. Fue justo lo que pasó con el gobierno pasado, cuyos intereses se confabularon para realizar un juicio a todas luces violatorio de la Constitución y la Ley con el único ánimo de sacar a Martinelli de la carrera política. ¿Qué pasa hoy? Los mismos intereses quieren que Mulino fracase con la aprobación de las reformas a la Caja de Seguro Social y menos quieren que entre a tocar el tema minero. Lo peor es que el presidente se enfrasque en una polémica con el pueblo, cuando es ese pueblo el que puede ayudarlo a sobrepasar esta turbulencia de fin de año. Mulino tiene que pensar con cabeza fría y aislarse de esas voces que lo presionan para que actúe de determinada manera. Y es que se trata de un conflicto innecesario, porque la gente todavía cree que Mulino puede llevarle “chen chen” a sus bolsillos. Solo tiene que hacer los reajustes y sacudirse a esos que lo rodean y que lo han arrinconado en esta circunstancia innecesaria. Señor presidente, usted puede darle un giro a esta situación y cambiar el rumbo de su presidencia. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo