Las normas sociales no son más que el conjunto de reglas que deben seguir las personas para tener una mejor convivencia. El conjunto o sistema de normas, reglas o deberes regula las acciones de los individuos entre sí. Y es justo lo que se está resquebrajando en nuestros países, en especial los latinoamericanos. Nos hemos centrado en nuevas formas de derechos, descuidando los que ya tenemos. Y mientras nos ocupamos de si hay dos o más géneros, del lenguaje inclusivo o el derecho de los animales y el clima, los barones de la droga han aprovechado el abandono de las autoridades de nuestros pueblos y comunas. Los han transformado en su territorio y lejos de quedarse aislados, ahora disputan el poder. Poco a poco se han confabulado con políticos inescrupulosos y se han tomado el poder de muchos gobiernos estatales, pero también de gobiernos de países. En Panamá, los temibles carteles El Clan del Golfo de Colombia y El Tren de Aragua de Venezuela, están ya establecidos aquí. Matan a sus enemigos o a los que no cumplen con sus reglas. No les importa la autoridad y los pueblos de nuestras costas son presa fácil. Le dan vida a las poblaciones costeras que a su vez, cuando llegan las autoridades de seguridad, los propios pobladores los repelen como el enemigo. El abandono fue de años, pero hoy debemos recuperar todo el control del país. Que haya orden para convivir en nuestro querido Panamá y las políticas de seguridad deben encaminarse a rescatar nuestra sociedad de todos estos carteles que hoy están como si el país fuera suyo. Urge tomar el control. ¡Así de simple!

Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo