Más de cuatro de cada cinco defunciones por enfermedades cardiovasculares se deben a cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares
Las complicaciones y muertes por enfermedades cardiovasculares han registrado un aumento sostenible durante los últimos años y llama la atención que cada vez afecta más a la población joven
Anualmente en el país fallecen 3 mil 500 pacientes por complicaciones cardiovasculares, informó el cardiólogo Liberato González, quien labora en el Instituto Cardiovascular y Torácico de la Ciudad de la Salud.
A nivel mundial, unos 44 millones de personas mueren anualmente por enfermedades no transmisibles y el 50% de ellas, están relacionadas con enfermedades cardíacas, indicó el galeno.
Y es que muchas veces las personas se olvidan del corazón, un órgano muy importante para nuestro cuerpo y que requiere atención.
“Es importante conocer que tenemos factores de riesgos que son modificables y otros no. Las que podemos cambiar son nuestra dieta baja en grasa, baja en sal, hacer ejercicios y modificar esa vida sedentaria” explicó la enfermera Laura Urieta, de Cuidados Intensivos de este nosocomio.
Si la persona tiene enfermedades como hipertensión y diabetes, debe estar atento a sus medicamentos. Además, de seguir las indicaciones médicas, lo cual ayuda a que el paciente no tenga que ir al hospital cuando están obstruidas las arterias del corazón, añadió Urieta.
Estas enfermedades agrupan una serie de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, como la cardiopatía coronaria, los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías reumáticas. Más de cuatro de cada cinco defunciones por enfermedades cardiovasculares se deben a cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, y una tercera parte de ellas son prematuras, es decir, de personas menores de 70 años.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los factores del entorno, el más importante es la contaminación del aire. Además, de los efectos de los factores de riesgo conductuales pueden manifestarse en forma de hipertensión, hiperglucemia e hiperlipidemia, además de sobrepeso y obesidad. Estos factores de riesgo intermedios, que pueden medirse en los establecimientos de atención primaria, indican un mayor riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca y otras complicaciones.
Según un informe de la OMS, se ha demostrado que abandonar el consumo de tabaco, reducir la ingesta de sal y aumentar la de frutas y hortalizas, realizar actividad física con regularidad y no tomar bebidas alcohólicas con consecuencias nocivas reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.