La casa de subasta Sotheby´s ha puesto a la venta la colección de joyas y muebles de una gran dama de la sociedad española que por esas cosas de la vida fue panameña. Me refiero a quien en vida se llamó Yolanda Eleta de Fierro. https://www.sothebys.com/en/videos/the-enlightenment-of-madrid-the-yolanda-eleta-de-fierro-collection. Su vida en síntesis fue recogida en la revista social mujerhoy.com
Es interesante darles una mirada a las piezas subastadas en esta colección.
En ellos no sólo hay una demostración de lo elegante, sino también provoca una apreciación que raya en lo sublime por la destreza de los artesanos y la historia de cada pieza. Forman parte del objeto apreciado. Mirar con esos ojos es mucho más a una mirada a lo presente, estatizado como lo es todo hoy para guardar la apariencia de un tiempo congelado.
La belleza de los objetos subastados es una belleza estremecedora, despierta amor y pasión. Nos impone su conservación, su cuidado y debería provocar lamentos por su desprendimiento. Más aún cuando se desconoce en qué manos terminará y si las próximas miradas de lo estético se limitarán únicamente al valor de esta en su dimensión monetaria. Lo bello no puede ser objeto de una valoración monetaria. Lo monetario es circunstancial y su dinámica solo puede estar en función de las necesidades humanas o la ausencia de una relación emotiva con el objeto. Cuando un objeto no es producido en masa, cuando no lleva una marca distintiva (Hermes, Gucci, Louis Vuitton o la marca es circunstancial y no define el valor del objeto estamos frente a una singularidad que atrae y provoca. El objeto bello se contempla no se consume. Esto es bello no por convención cultural. Es bello en si misma y mantiene una distancia con la mirada. Para Aristóteles existen tres formas de la libertad:
1- La vida enfocada en disfrutar las cosas bellas.
2- La vida que produce actos bellos en la sociedad
3- La vida contemplativa como belleza perfecta.
Solo es libre quien es independiente de las precariedades de la vida. El placer estético suspende el deseo a la posesión. Una mirada fotográfica de los objetos en esa subasta no es una gratificación instantánea a la de un selfie. Es una belleza sin deseo. Una belleza estética. Poseen un valor de culto. Lo que provoca hablar de ella y por supuesto, una bitácora.
