La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, pero el hemisferio sur se queda rezagado. Para llenar ese vacío de información, el reciente Índice Latinoamericano de IA (ILIA) analizó el estado del arte en 12 países. Los hallazgos muestran realidades contrastantes en la región.
Una carrera tecnológica a varias velocidades
Si bien ningún país latinoamericano destaca en todas las áreas, hay claras diferencias de madurez. Algunos tienen alta productividad científica, pero adolecen en transferencia tecnológica. Otros cuentan con abundancia de datos públicos, pero carecen de infraestructura para explotarlos con IA.
«La realidad de la IA en la región es tan diversa como sus paisajes», explica Rodrigo Durán, autor del ILIA. «Hay espacio para un aprendizaje cruzado entre países con fortalezas y debilidades distintas».
Fuga de cerebros, pero formación local en alza
Aunque cerca del 60% de los investigadores se formaron fuera de la región, la migración académica ronda sólo el 5%. Además, la importancia de Europa y EE.UU. como destino de formación declina frente a China y otras regiones.
«Vemos una menor dependencia del norte global», apunta Durán. «Y la mayoría de quienes salen regresan después de sus estudios de posgrado».
Escasez de talento especializado
El estudio detectó que habilidades como machine learning y procesamiento de lenguaje natural tienen menor presencia en América Latina. Tampoco hay medidas concretas para mitigar impactos de automatización en el mercado laboral.
«La adopción de IA crece, pero más lento que en otras regiones», advierte Durán. «Se requieren políticas activas de capacitación en habilidades tecnológicas».
Datos públicos sin explotar
Con biodiversidad incomparable y activos como observatorios astronómicos o estaciones antárticas, América Latina tiene un enorme potencial para entrenar modelos de IA. Pero no cuenta con infraestructura para aprovechar esas ventajas.
«Existen capacidades, gobernanza y disponibilidad de datos públicos, pero falta inversión en procesamiento y análisis», explica Durán.
Baja inversión privada
A diferencia del norte, donde empresas tecnológicas lideran la inversión en IA, en América Latina el aporte privado es marginal. Se estima en sólo US$8,2 billones, frente a US$190 billones a nivel global.
«El sector privado podría impulsar la adopción de IA si ve oportunidades de negocio», plantea Durán. «El nivel de desarrollo científico ya alcanzado facilitaría ese proceso».
Poca colaboración regional
A pesar del idioma y cultura compartidos, sólo el 7,7% de las publicaciones científicas sobre IA involucran colaboración intrarregional. El grueso de las alianzas son con Europa, EE.UU. y Asia.
«Existe mucho potencial para cooperación sur-sur que no se ha explorado», señala Durán. «Se requieren políticas públicas para incentivar ese trabajo conjunto».
El ILIA ofrece una radiografía sin precedentes sobre IA en América Latina. Sus resultados plantean la necesidad de mayor inversión, tanto pública como privada, para no quedar rezagados frente a otras regiones. El futuro dependerá de las decisiones que se adopten hoy.