Después de unas elecciones mediáticamente controversiales, Argentina amaneció este lunes sin poder proclamar a un triunfador en los comicios celebrados este domingo.
Ninguno de los aspirantes presidenciales obtuvo los votos necesarios para llevarse las votaciones en una primera vuelta, en cambio dos de ellos, Javier Milei, el candidato de la ultraderecha y Sergio Massa representante de la corriente oficialista, dirimirán en el balotaje quién asumirá el control presidencial argentino.
Eso será el 19 de noviembre. En el período previo, Milei y Massa tratarán de sumar a quienes quedaron fuera de la contienda. El objetivo principal es buscar el respaldo de la alianza «Juntos por el cambio», liderada por Patricia Bullrich, y quien obtuvo la tercera mayor cantidad de votos.
Quien logre poner de su lado a Bullrich debería ser el próximo presidente de Argentina; la búsqueda de su respaldo sellaría la segunda ronda de votaciones. En este afán, Milei pareciera estar más cerca de ella. Ambos no se atacaron duramente durante la campaña electoral, y más bien, se les vio armando algunos acercamientos previos.
El escenario cambió drásticamente luego de estas elecciones, en las que se estimaba que Massa no sumaría mayor aceptación de los votantes. Sin embargo, y pese a tener el lastre del desgaste del gobierno de Alberto Fernández, el economista sorteó los golpes para colocarse en posición de disputarle la victoria a Milei.
El ultraderechista subió como la espuma en la fase previa a la elección, cuyas propuestas de dolarizar la economía argentina y cerrar el Banco Central, entre otras que le han granjeado simpatías en el electorado.
Algunos analistas consideran que si bien Massa representa la continuación del peronismo, que se mantuvo unido en esta contienda, a diferencia de la oposición, cuya desunión no solo resultó muy visible, sino también el no haber podido dejar esas diferencias a un lado para ser una sola fuerza.
En este punto, Milei necesita sumar a Bullrich para poder vencer a Massa, quien supo entender en qué momento tomar distancia del oficialismo para vender su propia imagen.