Un extenso informe publicado por la ONG Debt Justice advierte que los altos niveles de endeudamiento de los países en desarrollo están obstaculizando seriamente sus esfuerzos para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia energías limpias.
El documento, de 70 páginas, titulado «La trampa de la deuda y los combustibles fósiles», señala que la mayoría de las naciones del sur global gastan actualmente al menos cinco veces más en pagar la deuda externa que en mitigar el cambio climático. Esto se debe, en gran medida, al fracaso de los procesos globales existentes para brindar alivio de la deuda a los países más vulnerables. Iniciativas como el Marco Común del G20 no están logrando reducir las cargas de deuda a niveles sostenibles.
Según el informe, los altos pagos de la deuda están agotando recursos fiscales y financieros en los países en desarrollo, limitando su capacidad de invertir en la transición energética. Un caso citado es el de Argentina, que en 2021 empezó a cancelar contratos bajo su plan RenovAr de energía renovable tras quedarse sin acceso a financiamiento por la crisis de deuda desde 2018.
El documento también acusa que en muchos casos los contratos de deuda y acuerdos de inversión atan a los países a la producción continua de petróleo, gas y carbón. Los préstamos respaldados por recursos naturales, en que el repago está garantizado por la venta de hidrocarburos, son un ejemplo.
Tal es el caso de Chad, que sigue pagando uno de estos préstamos a la empresa Glencore y depende de los ingresos petroleros, pese a obtener recientemente un alivio de deuda por parte del G20. Según el informe, esto mantiene al país «atrapado en la dañina industria» de los combustibles fósiles.
Asimismo, el estudio critica que gobiernos e instituciones del Norte Global continúan fomentando e invirtiendo en proyectos de petróleo, gas y carbón en naciones del Sur Global, contradiciendo los compromisos climáticos que han asumido.
Un caso analizado es el desarrollo de terminales de gas natural licuado (GNL) en Mozambique, alentado por el FMI, que ha resultado en mayores niveles de deuda, desplazamiento de comunidades y un conflicto armado, sin generar los beneficios económicos prometidos.
El informe plantea que, para superar estos obstáculos, los países ricos y organismos como el FMI y el Banco Mundial deben perdonar deuda de forma amplia y sin condiciones, dejar de financiar proyectos de combustibles fósiles y entregar nuevos fondos climáticos en base a donaciones y no préstamos.
La directora de Justicia de la Deuda, Tess Woolfenden, señaló: «Los gobiernos del Sur Global no podrán eliminar los combustibles fósiles a menos que abordemos los niveles dañinos de deuda y las vulnerabilidades inherentes a los sistemas financieros y de deuda existentes».
El informe se sustenta en investigaciones y el trabajo de numerosos colectivos y activistas climáticos del Sur Global.