La Unión Europea aspira a consolidar su acercamiento a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) pese a que las diferencias sobre la agresión rusa de Ucrania amenazan con empañar la primera cumbre de líderes de ambas regiones desde 2015.
La cita de este lunes y martes en Bruselas está llamada a culminar lo que en la capital comunitaria llaman el «año de Latinoamérica», con el lanzamiento de una agenda económica y política más clara para la región y los recientes viajes del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El objetivo es poner fin a la desconexión con la región y que los dirigentes europeos y latinoamericanos se comprometan a realizar cumbres de al más alto nivel cada dos años, con la idea de que el formato pase a ser el habitual en la interacción entre los dos continentes. «Debe ser parte del ADN a ambas orillas del Atlántico», resume un alto cargo de la UE, después de que el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, advirtiera hace solo unas semanas de que Europa ha «descuidado» las relaciones con Latinoamérica los últimos años.
Para ello, se pondrá en marcha un mecanismo de diálogo entre funcionarios y cancilleres con el que evaluar las relaciones y marcar una hoja de ruta que, a la postre, facilite el compromiso de realizar cumbres de líderes bianuales.
Pese a que América Latina se considera la región políticamente más cercana a Europa, la declaración que saldrá de la cumbre no está exenta de polémica y hasta última hora se negocian las referencias a la guerra de agresión rusa de Ucrania, el compromiso de invertir en la región para frenar el cambio climático o la mención a la esclavitud que solicitan los países de la CELAC.
Ambas regiones empezaron negociando una declaración más larga pero las distintas sensibilidades complican la mención a Ucrania y han resultado en una declaración más escueta. «Las diferencias se están reduciendo», aseguran fuentes europeas, que admiten no obstante que «no es fácil» cerrar el texto, máxime cuando son 60 países los que los suscriben.
Los países latinoamericanos han respaldado en su inmensa mayoría las resoluciones adoptadas en la Asamblea General de la ONU de condena de la invasión rusa, lo que demuestra una «fuerte convergencia» de puntos de vista con la UE, por lo que la intención de los Veintisiete es que en la declaración final se recoja un mensaje en esta línea.
ZELENSKI NO PARTICIPARÁ EN LA CUMBRE
La posible presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la cumbre había generado cierto debate, después de que este desvelara que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez le había invitado a acudir pero algunos líderes latinoamericanos lo habían vetado. Kiev aclaró posteriormente que Sánchez no había realizado tal invitación, ya que no le correspondía a él, sino que trasladaría la postura de Ucrania a los líderes iberoamericanos.
Finalmente, fuentes europeas confirman que Zelenski no participará en la cumbre, ni de forma presencial ni por vía telemática e inciden en que se trata de una reunión entre dos regiones de países concretas que lo que busca es abordar las cuestione de interés para ambas, aunque lógicamente el conflicto de Ucrania, y sobre todo las consecuencias económicas y sociales que tiene, surgirá durante los dos días de debate.
PAPEL DE SÁNCHEZ Y ESPAÑA
Tanto Moncloa como Bruselas reconocen que la celebración de esta cita es el resultado del empeño personal del presidente del Gobierno, quien consideró que la Presidencia española de la UE sería una gran ocasión para celebrar una cumbre con los países de América Latina tras ocho años de parón y entablar una relación más estrecha entre ambos bloques.
Sánchez encontró en el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que es quien invita a este tipo de citas, un gran aliado y ambos han recibido después el respaldo de los Veintisiete. El presidente del Gobierno ha invertido «mucho capital político y ha querido asegurase de que fuera una realidad», reconocen fuentes europeas.
Del otro lado del Atlántico, la idea también fue acogida con agrado, como lo demuestra la importante participación prevista en la cita. Según fuentes europeas, de los 33 países que integran la CELAC, unos 26 ya han confirmado la presencia de sus jefes de Estado y de Gobierno, mientras que el resto estarán representados aunque a nivel inferior.
Entre quienes no viajarán a Bruselas estarán los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, que no tiene costumbre de realizar viajes fuera del país; el de Venezuela, Nicolás Maduro, cuya reelección en 2020 no reconocen los Veintisiete; y el de Nicaragua, Daniel Ortega, en la misma circunstancia que el anterior, según han confirmado fuentes gubernamentales españolas. Estos tres países estarán representados por sus*cancilleres.