Cada año en el mundo se producen unos 2 mil millones de toneladas de basura – o desechos sólidos urbanos-; eso representa, cada día, 5.4 millones de toneladas. En otras palabras, cada ser humano aporta entre 0.11 y 4.54 kilogramos dependiendo de su ubicación. Y a medida que aumente la población mundial y se intensifique el proceso de urbanización, se estima que para el año 2050 la producción de desechos sólidos alcanzará los 3 mil 400 millones de toneladas anuales.
En nuestro país, como es costumbre, las grandes crisis se fraguan bajo la indiferencia general y donde menos atención se presta. Si a ello se suma la incompetencia comprobada de aquellos al frente de las instituciones obligadas a resolverlos, las condiciones están dadas para que esos temas deriven en las crisis que mañana pondrán a prueba la paciencia ciudadana y en jaque la estabilidad social.
Sin ir muy lejos, el fracaso en la recolección de la basura del distrito de San Miguelito ofrece el más detallado perfil de un problema presente a lo largo y ancho del país. Mientras la máxima autoridad del área se repite incansablemente en sus ridículas e inútiles actuaciones populistas y con la mirada puesta únicamente en las cámaras televisivas, los habitantes del lugar conviven diariamente entre las, aproximadamente, 400 toneladas de basura que ahí se producen cada día. Y bajo las montañas de desechos, la consiguiente invasión de alimañas y la asfixiante pestilencia que castiga a la población del distrito, cada vez se hace más notoria la descomunal incompetencia de funcionarios mediocres a los cuales el desafío les quedó demasiado grande. ¡La paciencia ciudadana no es infinita!