Levantamientos y traiciones

Han transcurrido casi siete meses desde el levantamiento popular que durante más de treinta días puso en jaque a la economía y a las autoridades del país. El hastío fue provocado por la corrupción desbocada, por los abusos del oligopolio farmacéutico y de una Asamblea carente de credibilidad, por un sistema de justicia inoperante y, además, por toda una serie de irregularidades adicionales frente a las cuales la inmensa mayoría nacional se sentía impotente y acorralada, a merced de un pequeño grupo de titiriteros que mueven los hilos del poder local.

Medio año después, los problemas no sólo siguen presentes, sino que se han agravado sin que ninguno de los “líderes” de la rebelión nacional se sienta obligado a rendir cuentas de sus actuaciones a la ciudadanía. Porque, lamentablemente, la rebeldía pasó a expectativa con la instauración de la mesa de diálogo, luego a decepción con el transcurrir de las negociaciones, para finalmente recalar en absoluta desconfianza hacia todos los que se tomaron la representatividad de los “intereses del pueblo”, echados al olvido por intereses ajenos a los que alimentaron las protestas.

El breve capítulo de este levantamiento es la corta historia de la traición a los intereses mayoritarios, manipulados en su favor por pequeños grupos que terminaron pecando de las mismas lacras que decían enfrentar durante julio y agosto del año pasado. Por episodios como éste es que los ciudadanos se instalan en la indiferencia y la resignación que únicamente beneficia a las castas aferradas al poder político y las otras castas- la de los oportunistas- que simulan combatirlos.

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