Radiografía del mercado laboral, la otra víctima de la pandemia.

El mercado laboral panameño no da muestras de recuperación. Las tendencias a la baja de sus indicadores ya venían mostrando una inclinación poco alentadora antes de la pandemia de covid-19 en 2020, pero tras las medidas económicas que se tomaron para enfrentar aquel problema de salud pública, simplemente no se reanima.

La mirada general del tema puede ser engañosa: la tasa de desempleo ha disminuido luego de un salto dramático con las cuarentenas y el cierre general ordenado por el Gobierno a raíz de la pandemia de 2020.

Así, con una perspectiva de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de hasta 6.2 % en 2022, los empecinados del optimismo habrían empezado a celebrar que con ese augurio llegaba una baja de la tasa de desempleo en el país canalero. Sin embargo, a pesar de la reducción a la mitad de lo que se alcanzó en el fatídico 2020, el actual 9.9 % de desempleo está 3 puntos porcentuales por encima del 6.4% del 2019.

Pero eso no sería lo peor del panorama. Algunos datos adicionales nos dejan severas dudas al respecto de la calidad del empleo y la sostenibilidad de las cifras actuales del mercado laboral panameño, además del poco alentador diagnóstico internacional para el 2023.

Calidad de empleo y carga pública.

La tasa de desempleo ha resultado un indicador engañoso. La tendencia a la baja esconde una realidad que a muchos les resulta igual de preocupante que el desempleo mismo. Se trata del trabajo informal.

Entre octubre de 2021 y abril de 2022, hubo una reducción del 1.4 % de la tasa de desempleo, pero al mismo tiempo la informalidad creció casi la mitad de esa cifra, registrando un aumento de 0.6 %. Eso significa que al menos el 40 % de los que ingresaron a las filas de las personas ocupadas, lo hicieron en alguna actividad informal.

Es el mismo patrón de la cifra general del empleo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en 2022, los empleos informales representan el 48.2 % de 1.8 millones de personas que trabajan. Es decir, hay en Panamá, 800 mil trabajadores informales, lo que significa que 48 de cada 100 personas que trabajan, lo hacen de manera informal.

Según el INEC, en el período de 6 meses comprendidos entre el 1 de noviembre 2021 y el 30 de abril 2022, se agregaron 60 mil 47 nuevos trabajadores informales a la economía. “Estamos generando unos 10 mil nuevos informales por mes”, advierte Rene Quevedo, un consultor de recursos humanos que lleva al menos 25 años señalando las necesidades del mercado laboral panameño. “Ese promedio es cinco veces mayor al de la década prepandemia (2009-2019), cuando se agregaban 1,924 nuevos informales mensuales”, añade Quevedo.

Ante esa realidad, la Contraloría de la República ha admitido que la informalidad laboral representa un “desafío” por enfrentar. No obstante, no es el único asunto del que preocuparse.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en abril 2022, teníamos 59 mil 252 trabajadores menos en el sector privado y 249 mil 633 nuevos informales. “En esa década, por cada empleo formal privado que se perdió, se generaron 4 nuevos empleos informales, mientras que de cada 5 nuevos empleos que se agregaron a la economía, 4 fueron informales y el otro fue en el Gobierno”, explica Quevedo.

Así que la informalidad se adueña del panorama; el Estado carga al máximo su planilla y el sector privado reduce participación en la generación de empleos.

Reactivación; plan: trabajos y educación.

La pandemia intensificó la fragilidad del mercado laboral panameño; pero, además, la generación de empleo parece haber quedado fuera de la agenda de la reanimación económica. “El gobierno cree que no se necesita un plan”, ha dicho el profesor universitario de economía y excandidato presidencial, Juan Jované, en una entrevista al diario La Estrella de Panamá.

“Piensan que el mercado lo resolverá todo”, dice Jované, y asegura que eso nos ha llevado a una “especie de reactivación económica sin empleo”.

De acuerdo con Quevedo no se trata solo de una cuestión de oferta y demanda, hay un elemento que está haciendo la diferencia: educación.

La formación está marcando la frontera, Entre octubre 2021 y abril 2022, se requirieron menos de 11 años de escolaridad en 67 % de los nuevos empleos informales generados y 33 % de los empleos formales. En el caso de los empleos formales, el 85% correspondió a trabajadores con 13 años o más de instrucción formal.

Empezar más tarde.

Como resultado de la necesidad de más estudios y las dificultades para alcanzar un empleo, la edad en la que los panameños empezamos a trabajar se está retrasando. La población económicamente activa entre 15 y 29 años, representa el 54 % de los desempleados y apenas el 24 % del total de las personas con trabajo.

La tendencia no es nueva, ese grupo paso de obtener el 26 % de los nuevos empleos en 2007, a solo lograr el 8 % en 2019. La pandemia no los trató mejor: las personas con menos de 30 años representan el 38 % de todos los despidos producidos entre 2020 y 2021.

Lo peor está por venir”.

Mientras en Panamá aún no está claro el plan y nadie habla de esta realidad del mercado laboral, a nivel internacional los augurios no son alentadores.

El Fondo Monetario Internacional, (FMI), ha advertido que el 2023 podría sentirse en muchos países como “un periodo de recesión”. Un informe de ese organismo asegura que al menos una tercera parte de las economías de mundo estarían en ese riesgo.

Las estimaciones del organismo internacional las ha dado a conocer el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas. El crecimiento global se calcula apenas en un 3.2 % en 2023 y seguiría bajando hasta 2.7 % el año siguiente. Los números de Estados Unidos y Europa, además de China, son igualmente poco alentadores, y para América la posibilidad de una crisis inflacionaria severa se cierne en los cálculos del FMI.

Esta realidad, sin duda, hará aún más difícil la dinámica del mercado laboral panameño, que aún no logra sacudirse las secuelas de la pandemia.

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