La segunda vuelta electoral en Brasil entre el actual presidente, Jair Bolsonaro y el exmandatario, Luiz Inacio Lula Da Silva, ha polarizado el ambiente político en el gigante sudamericano, elevado el tono de los discursos y amenaza con generar polémicas o hasta desórdenes, sí Bolsonaro perdiera, y mediante sus seguidores emulara a Donald Trump y reclamara “fraude”
También generan preocupación las elecciones de medio término en los Estados Unidos, republicanos y demócratas se disputarán el control del Congreso que a la fecha tiene mayoría de estos últimos en ambas cámaras pero que según las encuestas eso cambiaría luego del 8 de noviembre.
En el caso de Brasil, Bolsonaro ha propalado mensajes que siembran dudas sobre la transparencia de los resultados, que ya le fueron adversos en la primera vuelta. Las encuestas dan como ganador a Lula en el ballotage y esto ha hecho que el presidente y sus seguidores refuercen sus mensajes preparando el terreno para crear un escenario convulso el próximo domingo 30 de octubre y reclamar la victoria.
En los Estados Unidos, analistas políticos no descartan un escenario agitado, pese a que creen que los republicanos se harán con el control del Congreso, sin embargo, los cálculos de estrategas de Trump como Steven Bannon son exageradamente optimistas. Bannon y otros extremistas, están creando entre sus seguidores, movimientos de agitadores, conspiradores y activistas que han empezado a hostigar a funcionarios electorales en diferentes estados de la unión.
El ambiente se caldea conforme se acerca la fecha de las elecciones y pareciera que ya las instituciones estatales y federales, la administración Biden y los demócratas lo han percibido, solo basta darse una vuelta por las cercanías del Capitolio para ver los trabajos de reforzamiento de la seguridad de ese edificio atacado en enero de 2021, también se escuchan incesantemente los mensaje de los republicanos en emisoras, periódicos y cadenas de televisión, donde propagan teorías tremendistas, llamando a sus seguidores a estar preparados para evitar un “fraude”
Lo que ocurre en Brasil y los Estados Unidos no es nuevo, en ello coinciden estrategas políticos y académicos de George Washington University con los que he conversado, sin embargo, se apresuran a aclarar que ahora la situación se agrava por la irrupción de las redes sociales que han masificado y facilitado la transmisión de mensajes conspirativos y desestabilizadores contra las instituciones encargadas de realizar el proceso electoral. El descredito contra el árbitro es también un descredito contra el sistema por lo que estamos entrando en un escenario peligroso donde los malos perdedores tratan de imponerse valiéndose de manipulaciones, mentiras, rumores, teorías y noticias falsa, posverdad y violencia.
Sí en Brasil, Bolsonaro perdiera las elecciones, desconociera la voluntad de la mayoría y pretendiese emular a Donald Trump, estaríamos en presencia de un peligroso ensayo que traería insospechadas consecuencias para la institucionalidad y la democracia. En los corrillos políticos de Washington, se dice que, si un buen número de los candidatos republicanos afectos a Trump ganasen en las elecciones del 8 de noviembre, muy probablemente, esté reclame la nominación del partido, mientras en el bando demócrata, ese resultado obligaría a evaluar la presentación de Biden a la reelección.
Las estrategias y también estratagemas electorales, muchas veces se distancian de la ética y los escrúpulos, sin medir las consecuencias que estas acciones pudieran tener para el sistema democrático. En Panamá, la campaña electoral para los comicios de 2024 no estará exenta de estos peligros, por lo que bien haría el Tribunal Electoral en prepararse para tales eventualidades, no sobrevaluarse, creyendo que acá estamos blindados contra estas corrientes embravecidas, que ya entraron, cual mal temporal en la democracia mas importante del mundo y que amenazan también con azotar el lado sur del continente americano.