El Papa ha instado en la audiencia general de este miércoles a no olvidar «al pueblo atormentado» de Ucrania que fue invadida en febrero por las tropas del ejército ruso.
«Mi pensamiento va a Ucrania, no olvidemos a ese pueblo martirizado», ha dicho el pontífice que ha elogiado a Polonia por la acogida que ha brindado a los refugiados ucranianos.
Durante el saludo a los fieles polacos, el Papa ha recordado la tradicional peregrinación que se realiza en Polonia al Santuario de Czestochowa y recordó que «muchos ucranianos han encontrado un hogar acogedor en Polonia».
«Y algunos de ellos se encuentran estos días entre los miles de peregrinos que caminan hacia el santuario de Jasna Góra, rezando por la paz y la reconciliación en el mundo», ha asegurado el Papa.
Por otro lado, durante la catequesis, ha considerado que la muerte es «ciertamente un pasaje difícil en la vida» porque es el «pasaje que cierra el tiempo de la incertidumbre y que desconecta el reloj» «Porque la belleza de la vida, que ya no tiene fecha de caducidad, comienza precisamente entonces, pero comienza con la sabiduría de los mayores que son capaces de dar el testimonio a los jóvenes», ha asegurado.
En este sentido, el pontífice ha reflexionado sobre la importancia de la conexión entre las distintas generaciones: «La alianza entre ancianos y niños salvará la familia».
Y ha agregado: «El testimonio de los ancianos es creíble para los niños: los jóvenes y los adultos no son capaces de hacerlo tan auténtico, tan tierno, tan conmovedor, como los ancianos. Cuando la persona mayor bendice la vida que le llega, dejando de lado todo resentimiento por la vida que se va, es irresistible».
Francisco ha señalado que el testimonio de los ancianos une «las edades de la vida y las propias dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro». «Es doloroso, y dañino, ver que concebimos las edades de la vida como mundos separados, que compiten entre sí, cada uno tratando de vivir a expensas del otro», ha manifestado.